Dedicamos muchas entradas a los perros pero tendemos relegar
a un segundo plano a los gatos. Esto no deja de ser un error, puesto que se
estima que unos tres millones de felinos (entre ellos mi Luna J) conviven en hogares de toda España
(5,5 millones en el caso de los cánidos). Especifico “se estima” porque como ya
he comentado alguna vez no existe un registro oficial del número de mascotas
existente en nuestro país. Normalmente los datos se extraen del registro de
microchips o de cálculos extrapolados del volumen de las vacunaciones o los productos
destinados a su consumo. No obstante como bien sabemos, es bastante frecuente
aún encontrar perros sin chipar y en el caso de los gatos es más excepcional
que cuenten con un chip a que no se encuentren registrados, por lo que es aún
más difícil calcular su población doméstica.
Tres millones ya constituyen una “minoría” bastante
respetable, por lo que voy a dedicar unas cuantas entradas a profundizar en el
conocimiento de estos curiosos animales.
Un tipo con Personalidad
Al contrario que el perro, el gato es un animal independiente
que no está sujeto a jerarquías sociales, por lo que es mucho más autónomo que
los cánidos.
Por norma general se trata de una especie individualista a la
que su sentido de la territorialidad hace esclava de la rutina. Los gatos
suelen ser muy sensibles a los cambios y les gusta tener toda su vida bajo
control. Basada en esta necesidad de tener “fiscalizados” sus dominios se puede
entender la costumbre de encaramarse a los muebles para establecer su control
de vigía. Como es un animal rico en grandes contrastes, al mismo tiempo que
manifiesta una necesidad de establecer rutinas, es un ser curioso que se
muestra excitado ante la novedad. Este aspecto puede confundir a sus dueños y
animarlos equivocadamente a hacer su vida más “estimulante” frente al tedio,
pero nada más lejos de la realidad. Los gatos se estresan cuando los sacamos de
su cotidianeidad, por lo que tendremos que evitar en la medida de lo posible
introducir cambios bruscos en sus vidas.
Normalmente un felino administra las caricias que quiere
recibir de su dueño, y es bastante reacio a ser “achuchado” cuando no lo desea
pese a la incomprensión de sus propietarios. Sin embargo, en el momento en el
que él lo requiera, le exigirá a su dueño todo tipo de atenciones y caricias.
Es un cazador nocturno por lo que pese a que la mayoría de
los gatos adapten sus horarios a la familia con la que viven, en ocasiones
pueden mostrarse más activos a partir del atardecer. A Los gatos les encanta
dormitar y duermen más de 12 horas al día. Es un compañero de vida peculiar,
difícil de adiestrar pero muy inteligente.
La “no” Educación
Es difícil educar a un gato, al menos de la misma forma que
se enseña a un perro, sin embargo los gatos aprenden y muy rápido a través de
la observación las conductas y pautas de sus dueños. Por ello, si para evitar
que el gato se suba en un determinado sitio, o realice una determinada
actividad le administramos un premio para distraerlo, el gato habrá aprendido
sin necesidad de múltiples repeticiones que si mantiene una determinada
conducta le asignarán un rico bocado.
Es importante ser constantes en las negaciones ya que es un
animal que adquiere su educación de forma “autodidacta”. Existen multitud de manuales
en internet para educar a un gato, como el clásico “rociador de agua”. Sin
embargo, hay que tener cuidado con las técnicas que utilizamos para su
“adiestramiento” puesto que pueden resultar contraproducentes. Si el gato
relaciona al humano con alguna situación desagradable, puede tender a alejarse
de sus dueños.
Pequeños conflictos
cotidianos
Otros aspectos que suele entrar en conflicto en la
convivencia doméstica son el juego y las uñas. Los gatos precisan del juego
para gastar energía, es su vía de escape frente al sedentarismo. Al contrario
que en el perro, en el que el instinto de cazador suele estar más adormecido,
los gatos aún no se han desembarazado de su carácter depredador sino que han
encontrado un sustituto en el juego. Es necesario procurarle a los felinos un
espacio, momento y/o juguete que le ayude a dar rienda suelta al pequeño tigre
que lleve dentro. De esta forma nuestro gato no se verá frustrado y evitaremos
la aparición de comportamientos poco deseados.
Las uñas son el otro caballo de batalla de quiénes conviven
con un felino. Las uñas del gato crecen continuamente y éste tiende a
afilárselas en sofás, camas y otros lugares, para profundo regocijo de su
dueño. La principal arma en esta guerra es procurarle al gato un afilador. Pese
a su dudoso componente estético es necesario que el gato disponga de él en los
lugares donde habitualmente se afila las uñas ya que si lo escondemos o
dificultamos su acceso nuestro gato acabará por volver al punto de partida.
Alimentación
Los gatos hablando en plata, suelen ser unos pejigueras. Frente a la frecuente
voracidad de los perros capaces de engullir lo que sea en un tiempo record, los
gatos suelen tener sus preferencias y gustos muy delimitados. Además de
procurarle acceso a agua fresca debemos poner especial atención en la
alimentación de nuestro gato. Ésta tiene que ser variada para garantizar que
sea equilibrada y hay que tener especial cuidado a la hora de mal acostumbrar a
estos pequeños gourmets. Un gato alimentado frecuentemente con alimento fresco
tenderá a rechazar el seco. Otra cuestión bastante común es que un gato rechace
un alimento que le encantaba simplemente por aburrimiento. Puede también rehusar
algo que considera está demasiado frío o demasiado caliente. Es en definitiva
un pequeño sibarita.
Limpieza
El gato tiene fama de ser un animal limpio, y efectivamente por
naturaleza lo es. No es necesario bañar a un gato que se encarga diariamente de
lavar y acicalar su pelaje. Un gato hará sus necesidades en una caja provista
con arena, siempre y cuando su dueño procure que esta se encuentre siempre lo
más limpia posible y el animal tenga libre acceso a la misma en todo momento.
Tu gato puede no querer utilizar su wc si considera que la arena está demasiado
sucia, o si encuentra en las cercanías de su cama, agua y/o comida (en este
caso, puede que el gato utilice su retrete pero rehúse a comer y/o dormir en el
mismo espacio).
Necesidades básicas del
gato doméstico
Para garantizar el buen cuidado de un gato, debemos en definitiva:
-Facilitarle
un lugar tranquilo en el que descansar
-No
someterlo a cambios bruscos y/o innecesarios
-Procurarle
agua fresca y una alimentación variada
-Disponer
de un lugar para hacer sus necesidades
-Proporcionarle
actividad y juego
-Suministrarle
atención veterinaria (aunque en este post no hayamos hablado de ella)
-Y sobre
todo, respetar sus tiempos. Tu gato te quiere aunque no esté continuamente
encima de ti demostrándotelo, y te querrá aún más si aprendes a darle su
espacio J