Hace poco (bueno quien dice hace poco, dice hace un mes, pero
el tiempo sigue siendo relativo… ) recibí una nueva petición de Change.org en
la que recogían firmas para que la Organización Internacional de Aviación Civil
no equiparase los animales con las maletas.
La iniciativa la había lanzado una chica a quien se le había
muerto uno de sus perros en un trayecto de avión relativamente corto
(Mallorca-Sevilla). El Animal, por cierto, estaba en perfectas condiciones
físicas antes de viajar y su edad no hacía prever ninguna desgracia (5 años). A
raíz de esta horrible experiencia se inicia una campaña en la que se presentan
los casos de distintas personas y en el que además participan varios rostros
conocidos de nuestro país. Os dejo el enlace aquí para que le echéis un ojo y
si se tercia y aún se puede firméis la petición si lo consideráis oportuno.
Como soy una ser racional, aunque a veces no sea una persona
razonable, comprendo perfectamente que quizás los aviones no estén pensados
para el transporte de animales. Entiendo también que este país nuestro ha
cambiado mucho en los últimos años, que gracias a dios en la mayoría de los
casos, los animales han dejado de ser un objeto para pasar a ser miembros de
pleno derecho de una familia. Por eso mismo, como los tiempos evolucionan habrá
que ir adaptándose.
Escribo todo esto porque como la ignorancia es muy atrevida,
hace apenas unos meses haciendo campaña contra el abandono animal en época de
vacaciones, yo misma remití en uno de mis post a determinadas compañías aéreas para
recibir información a la hora de viajar con perro. No tuve en cuenta desde
luego, cuáles son las condiciones en las que viajan nuestros animales en la
bodega de un avión.
No se trata únicamente de la separación que puede ser más o
menos traumática. Tampoco de los altos niveles de estrés que sufre un animal en
estas circunstancias, es simplemente una cuestión de humanidad. Los animales no
son maletas. No puedes almacenarlos durante horas sin tener en cuenta las
circunstancias ambientales a las que está sometido. En este mismo blog ya se ha
advertido sobre los riesgos del golpe de calor, y siendo éste un peligro real
para los animales y si ya se han constatado varios fallecimientos por causas
similares, sinceramente no entiendo cómo se sigue llevando a cabo esta
práctica.
Porque vamos a ver, una cosa es que yo viaje con mi perro, y
el pobre infeliz sufra un infarto, por lo que sea, estrés, genética, fatalidad…
Y otra cosa muy distinta es que una compañía aérea vaya a jugar con mi perro y
las maletas de todos los pasajeros al tetris
sin tener en cuenta si el animal puede o no respirar, es decir, si va a ser
capaz de sobrevivir a este trance. Porque ya puestos a ver las cosas desde un
punto de vista monetario, oigan señores,
que yo pago unos gastos extra por este servicio, es decir por enviar a mi
perro por este medio. Recalcar que no es facturado como una maleta normal sino
que se cobra un sobrecoste por lo que yo entiendo, o entendía, es garantizar
que el animal llegue a su destino.
Claro, aquí debe ser que no especifican si tiene que llegar
vivo o muerto…
Lo siento, pero no concibo que, como a las personas que
cuentan sus experiencias personales en el vídeo, la empresa de turno, me dé el
cadáver de mi perro sin más explicación de lo ocurrido y no contenta con eso,
se disponga, para compensar, a facilitarme un descuento de X euros para mi
próximo vuelo… ¿De verdad alguna lumbrera de la administración empresarial se
piensa que vas a “repetir tan grata experiencia”?
Insisto. Entiendo, comprendo e incluso soy consciente de que
tal vez no estén pensados estos medios de transporte para convertirlos en
perreras ambulantes de altos vuelos.
Soy capaz de asumir que un animal estresado y angustiado
puede hacer realmente incómodo el viaje en cabina a todo el pasaje, pero
(siempre hay un pero), y digo yo, ¿No sería lógico que alguien más avispado y
con más posibilidades económicas que yo viese un target, un nicho de mercado,
en este vacío que son los viajes con animales? De verdad a nadie se le ha
ocurrido pensar que si esta situación ya ha ocurrido en más de una ocasión, y
aún así sigue habiendo demanda, ¿quizás sea mejor habilitar, que se yo, una
zona en la bodega para el desplazamiento de animales?
Señores empresarios, hay muchos tarados como yo que no estamos dispuestos a dejar de lado a nuestro
mejor amigo. Que, visto lo visto, ni se nos pasa por la cabeza jugar a la
ruleta rusa con nuestro perro para montarlo en un avión. Que lo queremos tanto
que seremos capaces de pagar lo que sea con tal de no separarnos de su vera.
Pregúntenle a la hostelería. Somos buenos pagadores, nos
moveremos donde sea. Los alojamientos ya han visto el negocio. Ahora les toca
el turno a los medios de transporte.
Y aprovecho para finalizar con la frase de Mahatma Gandhi que
encabeza el video:
“La grandeza de una
nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a
sus animales”. Y
hasta ahí puedo leer…