Perro de agua español,
turco andaluz, PDAE, aguas... muchos nombres para una sola raza, clasificada
por la Real Sociedad Canina Española entre
las razas españolas y dentro del grupo de «Perros cobradores de caza, Perros
levantadores de caza, Perros de agua», Sección Perros de agua, con estándar
aprobado en 1999, y descrito como:
«Apariencia
general: Perro rústico, eumétrico (tamaño medio), dolicocéfalo, proporciones
sublongilíneas, armónico de formas, de bella estampa, de complexión atlética y
bien musculado debido a la constante gimnasia funcional que ejercita; perfil
rectilíneo; vista, olfato y oído muy desarrollados.
Carácter:
Fiel, obediente, alegre, laborioso, valiente y equilibrado; de gran capacidad
de aprendizaje por su extraordinario entendimiento, amoldable a todas las
situaciones y temperamentos.
Pelo:
Siempre rizado y de consistencia lanosa. Rizado cuando es corto, hasta formar
cordeles cuando es largo. Los cachorros nacen siempre con pelo rizado.
Color:
Unicolores:
Blanco, negro y marrón en sus diferentes tonalidades.
Bicolores:
Blanco y negro o blanco y marrón, en sus diferentes tonalidades.
Alzada
a la cruz: machos, de 44 a 50 cm.; hembras, de 40 a 46 cm.
Peso:
machos, de 18 a 22 kg.; hembras, de 14 a 18 kg.»
Y esto es lo que nos dice de su
historia la RSCE:
«Su existencia es antiquísima en la Península. Pertenece al
mismo tronco que el antiguo "Barbet". Su población más numerosa se
sitúa en Andalucía en funciones de perro pastor, conocido durante siglos como perro
"Turco". Su fisonomía y la conformación peculiar de su pelo se adapta
al régimen cambiante de encharcamiento y sequía de las marismas, lo mismo que
su funcionalidad de perro pastor y ayudante de cazadores de acuáticas y
pescadores.»
Para conocer un poco mejor
esta raza tan nuestra, MBelén Jiménez nos cuenta su experiencia
personal:
Nuestra familia perruna la
componen dos perros de agua: Zaha y
Gandalf. Zaha llegó a mi vida siendo cachorra (2 meses) en forma de bolita
negra y peluda. Va a cumplir 6 años en septiembre. Podemos decir que pertenece
a la “aristocracia” de la raza, pues tiene pedigree.
Sin embargo, Gandalf no
tuvo tanta suerte y llegó a casa acogido ya que lo abandonaron en una perrera.
La acogida se convirtió en adopción. Y ya lleva 1 año y medio con nosotros.
Supuestamente tiene 4 años y medio.
Aunque cada individuo es
único, mi experiencia con PDAEs (desde los “aristócratas” de exposiciones y
pedigree, a los cruces o abandonados) es que los ejemplares de esta raza son
perros muy inteligentes, extremadamente sensibles y fieles a su dueño y muy
buenos compañeros perrunos.
Su inteligencia y su
necesidad de contentar a su dueño, los hace fácilmente educables. Es necesario
ser firmes con ellos (si no, su inteligencia encontrará soluciones en beneficio
propio), pero nunca ser duros (su sensibilidad hará que nos teman y no confíen
en nosotros).
No podemos olvidar que el
perro de agua ha sido compañero de pastores y marineros toda la vida; mucho
antes de ser una raza reconocida internacionalmente o de llegar a ser popular
por ser supuestamente “hipoalergénico” y entrar un primo suyo (El Perro de Agua
Portugués) a la Casa Blanca.
En consecuencia, los
dueños de PDAEs tenemos que ser conscientes que nuestro perro necesita
actividad o hacer algún trabajo (tirarle la pelota incansablemente o hacerle
traernos las zapatillas los hará felices).
Esta capacidad de trabajo
del PDAE nos permite disfrutar hoy día de perros de agua que siguen pastoreando
y saliendo a la mar, así como perros-bombero, perros de terapia para niños y
ancianos, perros deportistas (agility, canicross,…) o perros competidores en
campeonatos de trabajo, entre otras actividades. Y no puedo olvidar mencionar
la posibilidad de bucear del perro de
agua.
Respecto al carácter
general he de decir que aunque el PDAE no es un perro excesivamente sociable
por su timidez y hemos de darle tiempo y espacio para hacerse a nosotros y
otros humanos y mascotas, una vez pasado este tiempo es un fiel compañero que
nos acompañará y velará por nosotros (cual rebaño de ovejas) toda su vida.
Nuestra experiencia en
casa, con varios PDAEs y cruces acogidos y felizmente adoptados, y con Zaha y
Gandalf, es que con cariño y paciencia todo perro abandonado y en muchos casos
maltratado, volverá a confiar en el ser humano y a devolvernos con creces
nuestra dedicación en forma de lametones y muestras de afecto. A día de hoy una
persona que no nos conozca, no sabría decir cuál de nuestros dos perros es el
abandonado y cuál el que llegó de cachorro. Por tanto, siempre, siempre hay una
oportunidad. Los perros parten de cero cada día (o al menos lo intentan), y
somos nosotros los que los debemos ayudar a ser equilibrados y felices.
Nota: Las
fotografías que ilustran este artículo son propiedad de Dª. MBelén Jiménez, que
ha autorizado su publicación en este blog, y tienen todos los derechos
reservados.