Puede parecer que cuidar de una colonia de gatos requiere
mucho trabajo y esfuerzo pero en realidad es bastante sencillo. Solo hay que
tener en cuenta algunas cosillas para que nos resulte más fácil.
Es muy importante mantener buenas relaciones con los
vecinos de la zona en la que está la colonia. Lo principal es explicarles que
se pretende tener una colonia controlada en número (atrapar, esterilizar y
devolver) y que estos no suponen un peligro de enfermedades ya que están siendo
vigilados. Es decir, que no vean a los gatos como un problema y que si estos
ocasionaran alguno, los vecinos puedan dirigirse a nosotros para intentar
solucionarlo. Además, en ocasiones ¡hasta acaban ayudando! Por ejemplo, una de
las vecinas les da la comida cuando yo no puedo ir o no estoy.
Aunque a los gatos les encanta la comida húmeda que viene
en latas, el pienso es más barato e higiénico. Una vez hayan acabado de comer
hay que retirar la comida sobrante y recoger la zona de desperdicios para
evitar que atraiga a insectos u otros animales. Nosotros siempre les damos de
comer a la misma hora, y como ellos son más precisos que un reloj suizo, allí
están esperando a la hora exacta. Así comen todos a la vez y es más fácil
limpiar después.
El otoño y el invierno son épocas tranquilas, más o menos
la colonia se mantiene igual y es un buen momento para atrapar, esterilizar y
devolver los gatos a la colonia. El mayor inconveniente de esta época del año
es el frío y la lluvia, hay que ingeniárselas para poder poner la comida en un
sitio que no se moje y que tengan un lugar donde resguardarse.
En primavera y verano es la época de celo y si no se ha
podido esterilizar antes, es cuando comienzan los mayores problemas que son las
peleas de gatos, lo que conlleva heridas e infecciones, el marcaje y las camadas
a tutiplén. En este momento es cuando nos hacemos amigos del veterinario, que
es como el dentista (cuanto menos nos veamos en la clínica mejor), pero que tanto nos ayuda.
Si os animáis a haceros responsables de una colonia
felina os llevaréis una doble satisfacción. Por un lado estáis ayudando a
mejorar la calidad de vida de los gatos y a la vez reduciendo los problemas que
se generan del descontrol de los gatos callejeros y así mejorando el entorno en
el que vivís todos.
Susana González Tuya