Los pitbulls son perros
potencialmente peligrosos, dice la ley.
Los “red nose” son los pitbulls
más inestables, dicen los expertos.
Chiqui es un pitbull red nose. También es un perro
equilibrado, sociable con personas y animales, obediente y educado. Y no, eso
no significa que sepa dar la patita o hacer monerías, sino que camina sin
correa junto a su dueño, atiende sus órdenes verbales y sus gestos, convive con
un gato (al que le birla el jamón de york si tiene ocasión) y juega con otros
perros más pequeños respetando sus señales y su lenguaje corporal.
A Chiqui le conocí de
cachorro, procede de una camada ilegal que se vendió sin mirar a quién; era
solo dinero que cambiaba de manos. A Chiqui lo compró un humano que no tiene ni
puede tener licencia para perros potencialmente peligrosos, pero tiene chip,
seguro, vacunas, y todo lo demás... la licencia y el chip están a nombre de la
que ahora es ex pareja del humano de Chiqui: se siguen llevando bien pese a la
ruptura de la relación, por el bien del perro. ¡Ojalá hicieran lo mismo muchos
padres y madres!
Chiqui tiene dos años, el
pelo brillante y los ojos claros; sigue siendo un poco tímido, aunque no tanto
como de cachorro, y se asegura bien de que se admitirán sus lametones antes de
empezar a repartirlos. Se deja acariciar por todo el que se le acerca, y busca
a los otros perros para jugar. Le encanta que le rasquen el lomo y no entra en
un lugar desconocido hasta que le dan permiso; si hay que esperar fuera, se
sienta cuando se lo dicen y no se mueve hasta que le llaman.
Chiqui está bien cuidado y
bien educado, tranquilo y sosegado, es evidente que hace todo el ejercicio que
necesita y en su vida no hay nada que le estrese. Le gustaría comer más jamón
de york que el que le dan cuando toca pastilla o consigue robárselo al gato,
pero es un perro feliz. Y eso se nota.
No le veía desde que tenía
meses y su futuro era una incógnita. ¿Podría su humano educarle y hacerse cargo
de él? ¿Sería más responsable con el perro de lo que era con su propia vida?
Hoy su humano le trajo
para que le viera, y aparte de alegrarme mucho al verle tan estupendo me dió
una pena terrible acordarme de otros como él y que no han tenido tanta suerte.
Boni, autolesionándose en el albergue, sin comprender el abandono y llenando de
lametones a cualquiera que se acerque a ella; Lionel, adoptado y devuelto,
porque no tenían tiempo suficiente para él; Crom, utilizado en peleas, atacando
a cualquier hombre que se acercase lo suficiente y teniendo que vivir aislado
de los demás animales; otros muchos maltratados, mutilados, sin socializar ni
educar, o lo que es peor, educados para la violencia... muchos irrecuperables.
BONI, EN ADOPCIÓN |
Me duele el maltrato, el
abuso, que se les haya negado la oportunidad de tener una vida feliz. El mundo
no es justo, es verdad. Pero ese “mundo” somos los humanos. Somos nosotros quienes
convertimos su vida en una pesadilla, y a muchos de ellos en perros peligrosos.
Solo espero que exista algún tipo de justicia, y si no es posible que lleguen a
tener una vida mejor y resulta que tampoco tienen reservado un gran prado en el
cielo por el que correr libres, al menos exista un infierno especialmente
dedicado a los responsables.
LIONEL |
Nota:
Chiqui no se llama Chiqui, este nombre se le ha asignado por razones de
privacidad. Boni está en adopción en Asturias, tutelada por la
Fundación Amigos del Perro, adopciones@amigosdelperro.org