El domingo 29 de marzo nos vuelven a cambiar la
hora. Se supone que nos adaptamos al horario de verano para ahorrar energía… no
es que yo lo entienda, la verdad. Vale, tardará más en anochecer, pero también
en amanecer, así que va lo comido por lo servido, ¿no?
En cualquier caso, en la noche del sábado 28 al
domingo 29 cambian la hora; a las 2 de la madrugada serán las 3, la noche más
corta del año (digan lo que digan del solsticio de verano).
Nos costará un par de semanas adaptarnos al nuevo
horario, pero, ¿y nuestros perros? Para ellos la adaptación al cambio de hora es
aún más complicada que para nosotros.
Pongamos que sales a pasear con tu perro cada
noche a las 9; el día 29, de golpe y porrazo, serán las 10, y o bajas a las 9
según tu reloj (las 8 según el de tu perro, demasiado temprano, ¿habrá luego
otro paseo a la hora de siempre? ¿voy a tener que esperar una hora más luego?
¿esto cómo va?), o bajas a las 9 según la hora antigua (tu perro no notará
nada, pero, ¿qué pasará por la mañana? ¿y a mediodía? porque por mucho que a
todos nos guste perpetuar las costumbres establecidas, en tu trabajo es muy
posible que no opinen lo mismo). En resumen, un descontrol total. Y a tu perro
no le va a gustar nada. Y a ti tampoco.
Así que tenemos que comenzar cuanto antes.
Si empiezas a adelantar la salida, hoy 15 minutos,
dentro de cuatro días otros 15, y así, cuando llegue el domingo sólo tendrás
que ajustar otros 15 minutos. Fácil, ¿verdad?
Ah, que no te aclaras… no me extraña, es un lío.
Probemos con una tabla:
Ahora ya sí, ¿verdad? Por supuesto, la idea es ir
adaptando a la vez todos los horarios: comidas, paseos, etc.
¡Bienvenidos a la primavera!
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