Hace una semana que la foto de un
pequeño ahogado en la playa dio la vuelta al mundo revolviendo las entrañas de
occidente. Ese pobre niño y su impactante imagen varado en la orilla, han
servido para remover conciencias de la población de a pie y para destapar las
cloacas que algunos, comunicadores y políticos incluidos, tienen por boca. Nos
rasgamos las vestiduras pensando en lo inmoral de la foto, sin darnos cuenta
que la imagen ha trascendido de su cuerpo para convertirse en el símbolo de la
injusticia y el éxodo.
Como todos, he leído en los
últimos días muchas noticias y artículos acerca de Aylan, pero uno de los que
más me ha impactado ha sido el editorial de esta semana de El Jueves. No había
reparado hasta ese momento en que probablemente las toneladas de empatía de los
europeos, vienen determinadas porque pese a que estamos acostumbrados a
despertar con imágenes de muertos de todas las edades en el estrecho, ese niño
podía haber sido “uno de los nuestros”. Un niño pequeño, blanco, bien vestido a
la manera occidental de la clase media, podía haber sido un hijo nuestro, un
sobrino, un hermano, un nieto… Y entonces, solamente entonces, hemos visto en
él, reflejada nuestra propia historia y
nos hemos dado cuenta de que cualquiera de los que consideramos nuestros,
podría llegar a estar en su lugar.
Dios te guarde Aylan, Descansa en
paz, pequeño.
Y alguno se preguntará a qué
viene hablar de este inocente en un blog dedicado a la concienciación animal, pero
es sencillo yo os lo explico: En primer lugar porque como a todo hijo de vecino
con un ápice de conciencia, se me han revuelto las tripas de impotencia ante
tanta injusticia e hipocresía. Y segundo, porque por desgracia, la inaceptable
muerte de Aylan, ha abierto las puertas
de las mazmorras dejando campar a sus anchas a todos esos impresentables del “y
vosotros preocupándoos por los perros…”
Ay queridos, cuánto tiempo sin
oíros “esbabayar”. Creo que desde aquel aciago día en que ejecutaron a
Excalibur no había vuelto a saber de vosotros, ¿Qué tal os va todo? Ya veo que
bien. Que como siempre no habéis cambiado de parecer ni habéis dejado de dictar
sentencias. Qué suerte la vuestra ser inconmovibles a la par que omnipotentes y
omnipresentes con la absoluta posesión de la verdad…
No debería ni molestarme en
escribir esta entrada y mancillar el nombre de ese bendito niño sirio haciendo
referencia a la idiocia y estulticia que nos rodea, pero me estoy haciendo
vieja y la paciencia empieza a brillar por su ausencia.
A todos esos que os habéis
dedicado machaconamente a repetir, agarrándoos a un clavo que arde, lo absurda
de nuestra causa os diré: No conozco a ningún voluntario, que aún dejándose la
piel en cada esquina de una perrera, no se haya sentido indignado y frustrado
por la muerte de Aylan. Ni uno solo, ha sido tan necio como para pensar con esa
frivolidad de la que hacéis gala, que una causa, sea cual sea, tiene que
desaparecer por la urgencia de otra. Conozco mucha gente, que destina su tiempo
y sus recursos a paliar una situación que considera inaceptable. Y no se paran
a pensar si se trata de ancianos, perros o personas sin recursos. No tratamos
de equiparar a un animal con una persona, simplemente nos ocupamos de los
desamparados, de los que no tienen voz, de los que nadie se ocupa. Nos colamos
por ese resquicio que la sociedad ignora, dando visibilidad a los invisibles. Y
nos indignamos cada mañana con una realidad inmerecida siendo capaces, he ahí la
diferencia, de empatizar con cualquier situación que provoque un abuso o un atropello.
Nosotros, somos capaces de
solidarizarnos con otros objetivos igual de inmorales o más, que los nuestros y
os diré más, somos los que mejor que nadie entendemos de prioridades. Llevamos
años, comprendiendo que los ayuntamientos cada vez disponen de menos recursos
para los animales porque tienen ciudadanos que dependen de ellos, y asumimos
que hay que empujar un poco más el hombro, y ya está. No pedimos que se limiten
las ayudas de la ley de dependencia o de los comedores escolares en favor
nuestro, opinamos que todas las causas son igual de justas y necesarias. ¿Lo
comprendéis vosotros?
Vosotros, los que os pasáis la
vida sin mover un dedo, con orejeras de burro para no ver lo que sucede a vuestro
lado. Vosotros, los mismos que ante la crisis pensabais, “se lo habrán
buscado”, hasta que os tocó de cerca. Vosotros los que solo entendéis la
solidaridad cuando es para lo vuestro, ¿vais a venir a darnos lecciones de
adhesión y compañerismo?
Perdonad que me ría. Os
encantaría que avergonzados abandonásemos una empresa para la que no os sentís
capaces. Porque no se trata de que vosotros no colaboréis, sino de que el hecho
de que alguien que participe en cualquier proyecto altruista, os cubre de
vergüenza y hace más ostensible vuestro egoísmo. Por eso las excusas fáciles,
los “con la de niños que hay muriéndose”,
o “las ONGs están corruptas”, los “seguro que sacan algo de provecho” y los
“seguro que hay dinero de por medio”…
Da lo mismo cuál sea el objetivo
o la organización, para todo encontráis coartada, cuando es Médicos Mundi el
que os pide una colaboración, en seguida salen a colación las corruptelas de
los países en los que trabajan… Cuando es Amnistía Internacional, siempre
encontráis un pretexto en contra de alguna de las causas que defiende. De Cáritas,
que está bajo el ala de la Inglesia… De Cruz Roja, he oído de todo… Con
nosotros lo tenéis más fácil, es solo un puñetero perro… Sí, es solo un perro,
solo uno o un ciento de ellos, un indefenso, un inocente.
Nosotros nos estremecemos.
Sentimos miedo, pena, rabia. Nos frustramos y nos movemos. Nosotros hacemos
algo, creemos todavía qué hacer el mundo un poquito más habitable aún es
posible. Y levantamos una montaña grano a grano, sin molestarnos en legitimar
nuestra causa. Nosotros, los que nos indignamos, apoyamos el hombro contra esta
pared que se nos derrumba encima, pero aún tenemos manos para tenderlas más
allá de nuestros ombligos. No nos importa desviarnos un poco del objetivo y
centrarnos en colaborar en el del vecino.
¿Y vosotros queridos?, ¿por qué
habéis movido un solo dedo en el último milenio? Pues eso.
De todas las imágenes que han
reflejado la tragedia de Aylan, me quedo con la de Paco Catalán, por lo poético
de la imagen a pesar de la dureza. Recordad que podéis seguirlo en su twitter: https://twitter.com/pacoayora
Querido Aylan, DEP Pequeño.
Esperamos que tu muerte no haya sido en vano.