Ayer mi humana estaba viendo en el Facebook de Amigos del Perro las fotos de tres perros que adoptaron hace un tiempo, tal como están ahora, en sus nuevas casas. Y le llamó la atención un comentario:
«Yo estos perritos tan bonitos nos los veo en Facebook. Para adoptar me refiero.»
Había muchas respuestas, aclarando que esos perritos tan bonitos estuvieron en Facebook mucho tiempo, buscando un hogar y una familia. Pero en realidad, la persona que hizo el comentario tenía razón: los perritos que están en difusión no son tan bonitos, porque no tienen esa expresión de felicidad de los perritos con familia, ni están tan contentos y cómodos como los perritos con casa.
Por muy bien que los cuiden en el albergue, la alegría es efímera: una foto con carita de felicidad en brazos de una voluntaria, una sonrisa jugando con un voluntario... pero no es lo mismo que saber que perteneces a una familia, que tienes un hogar y alguien que se ocupa de ti.
Mi humana lo estuvo pensando un rato, y creo que al final lo entendió, porque estuvo mirando fotos mías, una que me hicieron en la perrera, sucio y con la cadena colgando del cuello, y otra de cuando ya llevaba tres semanas con ella.
No sé porqué tuvo que pensarlo tanto, quizás porque para ella, el aspecto físico no tiene mucha importancia. Es que, ¿sabéis? esa foto de la perrera fue la primera mía que vio, y ya no miró más: decidió que era a mí a quien estaba buscando, y me pidió en adopción. Estaba sucio, despeluchado, ya no era un cachorro, ni de raza, ni nada... pero era yo. Y aquí estoy ahora, charlando con vosotros.
Por favor, la próxima vez que miréis en Facebook las fotos de perritos en adopción, tratad de ver lo que pueden llegar a ser con cariño, comodidad, comida y mimos.
¡Hasta pronto!
«Yo estos perritos tan bonitos nos los veo en Facebook. Para adoptar me refiero.»
Había muchas respuestas, aclarando que esos perritos tan bonitos estuvieron en Facebook mucho tiempo, buscando un hogar y una familia. Pero en realidad, la persona que hizo el comentario tenía razón: los perritos que están en difusión no son tan bonitos, porque no tienen esa expresión de felicidad de los perritos con familia, ni están tan contentos y cómodos como los perritos con casa.
Por muy bien que los cuiden en el albergue, la alegría es efímera: una foto con carita de felicidad en brazos de una voluntaria, una sonrisa jugando con un voluntario... pero no es lo mismo que saber que perteneces a una familia, que tienes un hogar y alguien que se ocupa de ti.
Mi humana lo estuvo pensando un rato, y creo que al final lo entendió, porque estuvo mirando fotos mías, una que me hicieron en la perrera, sucio y con la cadena colgando del cuello, y otra de cuando ya llevaba tres semanas con ella.
No sé porqué tuvo que pensarlo tanto, quizás porque para ella, el aspecto físico no tiene mucha importancia. Es que, ¿sabéis? esa foto de la perrera fue la primera mía que vio, y ya no miró más: decidió que era a mí a quien estaba buscando, y me pidió en adopción. Estaba sucio, despeluchado, ya no era un cachorro, ni de raza, ni nada... pero era yo. Y aquí estoy ahora, charlando con vosotros.
Por favor, la próxima vez que miréis en Facebook las fotos de perritos en adopción, tratad de ver lo que pueden llegar a ser con cariño, comodidad, comida y mimos.
¡Hasta pronto!