Carolina aparenta tener todos los años del mundo, y alguno más. Cuando Silvia y Carlos le dieron un hogar, parecía que iba a ser para unas semanas, como mucho unos meses, pero ahí estaba ella, aguantando como una campeona y sin perderse una salchicha.
Para entonces ya tenían con ellos a Mika, una perra abandonada a la que de repente le cambió la suerte; alguien se apiadó de ella en un pueblo, y en vez de pedradas y palos, esta vez consiguió un hogar temporal y la ayuda del programa SOS Rescates de Amigos del Perro. Y sí que le había cambiado la suerte, porque Silvia y Carlos decidieron adoptarla.
Y hoy queremos agradecerles su amor por Carolina y Mika, y su continuo apoyo a Amigos del Perro.
Silvia, Carlos, ¡muchas gracias!