Hoy el mundo vuela, casi me convierto en cometa pero el viento lo tuvo difícil, ¡por fin una ventaja de estar rellenito! :)
Esta mañana me llevé un susto morrocotudo, y en contra de mi costumbre, me puse a ladrar como un loco. Soy un perro muy tranquilo y más bien callado, pero lo que vi hoy al doblar una esquina era para trastornar a cualquiera. Un monstruo inmenso y gris, horrible, que se expandía y contraía, un alienígena sin duda alguna, como una medusa brillante y enorme, moviendo hacia mí sus tentáculos horripilantes...
Bueno, vale, resultó ser una pila de mesas en la terraza de un bar, tapadas con un trozo de plástico gris para que no se mojen si llueve. Y esa pila de mesas la veo muchas veces, claro. Pero hoy las circunstancias eran diferentes: muchísimo viento, que me pone muy nervioso, como a la mayoría de los perros, poca luz y montones de hojas, papeles, bolsas y cosas volando a mi alrededor y haciendo ruido. Y como ya estaba inquieto, pues me asusté mucho.
¿Y por qué os cuento todo esto? Para que me déis palmaditas de ánimo y me digáis que no pasa nada, que cualquiera tiene un mal momento, que solo ha sido un susto... y lo recordéis la próxima vez que haya viento, granizo, mucho ruido, o cualquier otra situación que ponga nervioso a vuestro perro, porque sus reacciones pueden ser muy diferentes de las habituales.
Como dice mi humana, cuando estás nervioso todos los molinos parecen gigantes.