Soy equilibrista, o al menos
intento serlo. Esta es la conclusión a la que he llegado tras releer un post
publicado en este mismo blog sobre Animalismo. A mí tampoco me gusta la palabra
“animalista” como definición. Así que cavilando y sin pretender ofender a nadie
he determinado declararme equilibrista, y me explico:
Es muy, pero que muy complicado
participar de un voluntariado sin implicarte al 100%, sin que te absorba, te
obsesiones y acabes calentándole la cabeza a cualquiera que se te acerque a
menos de 50 metros. Da igual que sea conocido, compañero, vecino o repartidor.
Tú estás on fire, y te parece tan
injusto y tan absurdo que el resto del mundo no comparta tus inquietudes que
acabas deduciendo que eso se debe únicamente a su falta de conocimiento. Así
que ahí estás tú, difundiendo la buena nueva a diestro y siniestro, porque estás
convencido de que cualquiera que conozca los casos que le vas a exponer, se va
a sentir automáticamente contagiado por tu motivación. Craso error. La
saturación, consigue justamente el objetivo opuesto de lo pretendido. En
realidad ese es el principal motivo por el que la gente te rehúye como a la
peste. Así que muchas de tus amistades, las que más cariño te guardan, acaban
por darte la razón como a los locos aunque en su fuero interno les gustaría
mantenerte a una distancia prudencial, como en las órdenes de alejamiento.
Es difícil, intentar mantener la
cabeza fría y despejada, conseguir asimilar que el mundo seguirá girando y que tiene
que haber más vida fuera de “tu causa”. A veces, es necesario incluso, alejarte
un poco, poner la mínima distancia para que la cordura te permita razonar.
En el caso del “Animalismo” es
complicado. Tú conoces a esos animales, les has puesto nombre, los has ayudado
a crecer, a perder miedo, a pasear, a confiar en las personas y tienes que
limitarte a “esperar” a que alguien se digne a conocer a tu amigo. Es
frustrante, porque todos, absolutamente todos ellos, tienen algo por lo que tú
sabes que no deberían estar ahí. Pregúntale a cualquiera que colabore en una
protectora qué animal considera más merecedor de un final feliz. Ponle una
pistola en la sien y haz que te diga a cuál de ellos, solo a uno, salvaría. Es
imposible, en serio, yo lo pienso cada vez que renuevo ahijado: Cuchi no se
merece estar ahí porque está ciego, pero Risti no lo merecía porque era viejo, Sherpa
porque llevaba ya 8 años, Paco y Kika no debían crecer ahí, Oni era demasiado
tímido para que nadie se fijase en él, Roman y Roland habían pasado toda su
vida en la protectora, Muki, sabía lo que era tener una casa. Ninguno lo
merecía.
Si repasas el listado de los
boxes, comienzas con un “los cachorros no deben crecer ahí”, para pasar a “los
adultos son invisibles” y finalizar con un “los ancianos no merecen finalizar sus
días en un box”. Sigues paseando entre los infelices que te miran al otro lado
de la red y comienzas con los matices: “es que el que es grande lo tiene más
complicado”, sigues con “los atigrados tampoco son muy apreciados”, continúas
con “los de presa son carne de cañón”, pasas a “los perros medianos llevan su
cruz por estar en el punto medio” y cuando llegas al “para el que estuvo en una
casa es muy duro estar aquí” para acabar con “el que nunca estuvo porque es
injusto que no vaya a conocer un hogar” es cuando te das cuenta de que has ido
repasando uno a uno de los animales que pueblan el albergue.
Después de eso, no es fácil
desligarte, apagar el cerebro y seguir como si nada. Sobre todo porque sabes
que cuando ése, el que te ha tocado
más la fibra esta vez, encuentre una casa (si es que la encuentra) raudo y
veloz otro habrá llegado a ocupar su puesto.
Por eso tienes que coger aire y
respirar. Repasar mentalmente las torturas que le aplicarías al desgraciado (o
la desgraciada, seamos paritarios) que ha dejado en la cuneta a tu nuevo amigo
no te ayuda a desconectar. He aprendido a verlo como: el desgraciado que me ha
permitido conocer a este animal maravilloso, o la desgraciada que le ha dado a
este pobre infeliz una segunda oportunidad sin pretenderlo.
Sé que no puedo salvarlos a
todos, aunque ellos a veces me salven a mí.
Yo no soy la responsable de esa
situación, pero es importante tener claro que el mundo a mi alrededor tampoco
tiene la culpa. Gracias a dios quiénes mayormente me rodean son gente responsable
que si tiene animales los considera una parte de su vida.
Aguantar a un ser monotemático es
muy cansado para cualquiera. No importa cuál sea el tema, animales, deporte,
niños, política, fiesta, trabajo, encaje de bolillos… Todos conocemos a gente
cansina que te aburre con su soliloquio, no necesariamente animalista, y
sinceramente yo personalmente no los soporto. Me autocensuro para no
convertirme en uno de ellos. No le soy infiel a mi causa, por tener otras cosas
igual de importantes en la vida: amigos, trabajo, familia, aficiones. Conseguir
que todas ellas tengan el mismo peso es un verdadero trabajo de Equilibrismo.
Hoy le he robado las imágenes a
dos genios del dibujo, cada uno en su estilo.
El día de Adopción a Paco Catalán, porque representa lo que es
entrar en un albergue y tener que escoger solo a uno…
La tortura en Facebook a Raúl Salazar, porque efectivamente, a
veces los torturadores somos nosotros :)
Recordad que tenéis oportunidad
de seguir a ambos en sus respectivas redes y enlaces:
Paco Catalán: https://twitter.com/pacoayora
Raúl Salazar: https://www.facebook.com/unrespetoalascanas
www.unrespetoalascanas.com