Cuando era niña siempre les pedía a mis padres que me compraran un Yorkshire Terrier y así, no un perro, porque yo no quería un perro, quería un Yorkshire Terrier . Leía un montón de artículos sobre ellos, su pelo, sus posibles complicaciones, su carácter... yo quería un Yorkshire Terrier . Y no es que no me gustaran todos los perros, para nada, simplemente es que yo quería ese y de ahí no me sacaba nadie. Pero, entonces, un buen día llegó a mi vida y casi sin querer una perrina de tamaño mini y personalidad maxi, con el pelo corto, brillante y negro como el carbón (vamos, casi igual que un Yorki ) y fue como si toda la vida la hubiera pedido a ella y ella me hubiese pedido a mí. Recuerdo con especial cariño a esta perrina que me hizo entender, casi sin ser consciente, por qué no iba a comprar un animal nunca. Recuerdo cuando en el año 2002 entré en el mismo albergue en el que ahora hago las veces de voluntaria y me acuerdo de todos aqu...
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