El pasado lunes, redactamos una
pequeña entrada contándoos la intrahistoria detrás de Max. La que a nosotros
nos consta ¡Claro!
Sin embargo al hilo de los
comentarios recogidos en Facebook, acerca de la posibilidad de que el dueño de Max
no haya fallecido sino “solamente” abandonado al animal, creemos que es conveniente
ampliar la información con los datos de que disponemos. No están los tiempos
para dejar lugar a dudas sobre la intencionalidad de nuestro propósito, ni
mucho menos para dejar en entredicho la honradez con la que actúa Amigos del
Perro, por eso, mientras deshacemos el entuerto, queremos hoy recoger esta
pequeña aclaración.
Lo que relatamos en el artículo: MI NOMBRE ES MAX, MI DUEÑO FALLECIÓ SIN PODER DARME UN NUEVO HOGAR, es
tal cual el historial que a nosotros nos consta de este adorable mestizo.
En 2016, un hombre que se
presentó a sí mismo como el dueño de Max, nos hizo saber que sufría de una
cardiopatía, que llevaba tiempo sin éxito intentando buscarle un hogar a su perro
y que en breve tenían nuevamente que intervenirlo, por lo que no tenía más
remedio que dejar al animal a nuestro cuidado.
Los trabajadores y voluntarios
que lo atendieron, no dudaron de su palabra. Tampoco había una causa objetiva
para hacerlo. El hombre parecía sincero y llegó incluso a poner a Amigos del
Perro en contacto con la veterinaria que estaba tratando a Max en ese momento,
para que aún en la protectora el animal pudiese seguir recibiendo su
tratamiento.
Esta preocupación adicional por
el bienestar de Max, no hizo más que ahondar en la confianza de que la historia
que el hombre nos contaba era cierta.
Las personas honradas no suelen
fingir una enfermedad para deshacerse de su perro. Tampoco es frecuente que alguien
que se desentiende de un animal te ponga en contacto con su veterinario de
cabecera para garantizar que éste sigue recibiendo la atención sanitaria que
necesita…
No es lo habitual… Ahora bien,
que no sea lo habitual tampoco implica que automáticamente sea o no cierto.
Insisto… Toda la información que
a nosotros nos trasladaron en su día de Max, es la que os transmitimos en ese
artículo. Esa es la información que nos consta y esa es hasta el momento nuestra
verdad. Que no sea la verdad objetiva, podría ser una realidad, pero por
desgracia no estuvo en nuestras manos demostrarlo.
Me explico, no pedimos
certificado de defunción ni siquiera los informes médicos correspondientes a
quien se presenta ante nosotros diciendo que los médicos lo han desahuciado y
que no tiene más remedio que dejar en nuestras manos a su perro.
¿Os lo imagináis? Nos toman por locos del coño ahora por solicitar
completar un cuestionario a quien se interesa por la adopción de un perro, como
para pedir justificantes médicos a quien viene a depositar uno en el albergue…
Nosotros confiamos en que la
persona que tenemos delante nos está diciendo la verdad, a ver, hay veces
(muchas de ellas por desgracia) en las que determinadas contradicciones o
actitudes te hacen sospechar que lo que te están contando es una milonga. Sirva
de ejemplo ésta historia que nos contó Alfonso Hevia hace un par de semanas:
No fue éste el caso de Max…
MAX |
Ojo, no queremos decir tampoco,
que no nos hayan colado una trola como la catedral de Burgos... Esperamos que
no. Confiamos en que haya habido algún tipo de confusión, error o malentendido.
Pero no nos malinterpretéis, no confiamos en que la historia original sea
cierta por contradecir a quien nos notifica el equívoco, si no por no perder lo
poquito que nos queda de fe en el ser humano… Habría que ser muy rastrero para
fingir tu propia muerte con el único objetivo de deshacerte de tu perro…
No obstante, como no tenemos
(aún) todos los datos, no queremos ni vilipendiar a un muerto, en el caso de
que se trate de una equivocación, ni ensalzar a un embustero, en caso de que se
trate de una treta rastrera…
Sea como fuere, solo queremos
dejar constancia son dos observaciones:
1.
Os hemos contado la historia que sabíamos, si ésta
no es real, lo sentimos y podéis tener por seguro que en el momento en que
dispongamos de todos los datos la rectificaremos. Lo que queremos dejar claro
es que en ningún caso ha habido la intención de transmitir una historia falsa…
Lamentablemente nos
encontramos a diario casos como el de Max, animales que tras el fallecimiento
de su dueño dan con sus huesos en la protectora, y que tienen muy pocas
posibilidades de encontrar una nueva familia al tratarse mayoritariamente de
animales adultos…
No es menos
cierto que por desgracia también, nos tropezamos bastantes veces al año con
indeseables que hacen lo que sea con tal de darle la patada a su perro…
En resumidas
cuentas: No necesitamos inventarnos
historias tristes, vivimos rodeados de ellas…
2.
La única verdad objetiva que conocemos es que Max
sigue siendo la verdadera víctima de esta intriga.
Si su dueño
falleció o si solamente quiso desembarazarse de él, en el fondo es indiferente.
La realidad es que Max, es un animal estupendo, que ha vivido previamente en
una casa, que está educado, que se lleva bien con humanos y perros, y que sigue
con nosotros buscando un hogar. ¿Nos
ayudáis a encontrárselo?