Lanas fue adoptado por una voluntaria de Amigos del Perro. Estaba en el albergue de Gijón cuando llegamos en junio pasado, y tuvo la buena suerte de que Luisa se enamorara de él y le diera un hogar.
Pero, ¿cuál es la historia de Lanas?
En el albergue se recibió aviso de que había un perro en estado de abandono, con mucho miedo y que no se dejaba coger. Los laceros salieron a intentar cogerle varias veces, pero era totalmente imposible. A campo abierto es imposible coger a un perro que no se deja coger porque corren muchísimo ¡y se conocía la zona como la palma de la mano!
Se habló con los vecinos para que dejasen de darle de comer y con una chica que era auxiliar de veterinaria y le gustaban los animales para que fuera dándole de comer ella sola, dentro de su finca y así poder encerrarle, así pronto se confiaría, y terminaría cayendo sí o sí. Y así fue.. La chica logró encerrarle y él una vez que vio que no había escapatoria ninguna se calmó y se dejó coger.
Ahora Luisa nos cuenta cómo le va, con foto incluida para que veáis lo guapísimo que está. Muchas gracias, Luisa.
Pero, ¿cuál es la historia de Lanas?
En el albergue se recibió aviso de que había un perro en estado de abandono, con mucho miedo y que no se dejaba coger. Los laceros salieron a intentar cogerle varias veces, pero era totalmente imposible. A campo abierto es imposible coger a un perro que no se deja coger porque corren muchísimo ¡y se conocía la zona como la palma de la mano!
Se habló con los vecinos para que dejasen de darle de comer y con una chica que era auxiliar de veterinaria y le gustaban los animales para que fuera dándole de comer ella sola, dentro de su finca y así poder encerrarle, así pronto se confiaría, y terminaría cayendo sí o sí. Y así fue.. La chica logró encerrarle y él una vez que vio que no había escapatoria ninguna se calmó y se dejó coger.
Ahora Luisa nos cuenta cómo le va, con foto incluida para que veáis lo guapísimo que está. Muchas gracias, Luisa.
«Todo lo que se es que fue maltratado, era muy miedoso, si lo intentaba acariciar sobre todo en la cabeza, se tiraba al suelo. No sé más de su vida. Lo que sí sé es que he trabajado con çél los miedos y después de tenerle en casa va a hacer 5 meses todavía no se deja abrazar ni querer. Pero poquito a poco. Ahora es muy feliz.»