Hoy fui al albergue como otros
tantos domingos pero con una ilusión añadida. Hoy por fin podría estrenar mi
nueva licencia para manejar perros potencialmente pegajosos, perros a los que
cariñosamente llamamos brutotes por su enorme fuerza pero que como la gran
mayoría de los perros que residen allí son un saco de mimos.
Llegar y empezar a ver un montón
de caras nuevas, de nuevos voluntarios, gente joven (otros menos jóvenes), con
ganas de ayudar y piensas: "Hay futuro". También había un montón de
voluntarios de más antigüedad. Gente que llegaba con intención de adoptar...
vamos uno de esos días en los que sientes que las cosas pueden empezar a salir
bien. Y yo chocho con mi licencia y un encargo que me habían hecho:
—"Haz fotos a la pitbull que
está al lado de Colmillo y Furia, que no se deja, para actualizar su ficha en
la web"
—"Esa blanca que tiene esa
cara de asesino en serie??", dije entre risas. Y lo dije por sus ojos, uno
marrón y otro azul y por la mal ganada fama que tienen estos animales, nada que
ver con la realidad de Sía (ese es su nombre).
—"Es un amor con la gente,
pero no dejes que se te suba"
SIA |
Pues en esas estábamos. Gente por
aquí, perros por allá. Una de las trabajadoras hablando con un joven con una
perrina con bozal y pasándole el lector del microchip. Lo normal, en un domingo
normal.
SÍA |
Al parecer el chico decía haberse
encontrado a la perra y la quería entregar. Pero existe la prohibición de recoger
animales en la puerta. Hay un protocolo cuando te encuentras un animal perdido.
Llamas a la policía local y ellos dan aviso al lacero que la recoge. La perrina
iba ataviada con un buen arnés, una correa gorda y un bozal. Bastante extraño
para un animal que te acabas de encontrar. Además estaba con el rabo entre las
patas mientras estuvo dentro del recinto, con la gente alrededor, miedosa...
sin embargo fuera con el chico y una chica que les acompañaba la perrina
levantaba su rabo moviéndolo felizmente. Esto último fue después de que la
trabajadora le explicase cómo había que hacer las cosas.
Sabéis aquel dicho de: "Hoy
es un gran día, seguro que viene alguien y lo jode". Pues es cierto. Dos
de nuestros voluntarios más antiguos avisan de que acaban de dejar un perro
atado a un árbol a 20 metros de la puerta del albergue, justo donde aparcamos
los coches.
—¡¡¡¡ HIJOS DE PUTA!!!!
Fue mi primera palabra. Corrimos
hacia allí y era la perrina con el bozal, otra vez con el rabo entre sus patas,
temerosa. Tomo un par de fotos antes de hacer nada por ella y la trabajadora se
acerca a tranquilizar a la pequeña, darle los primeros mimos y recogerla.
ASÍ ENCONTRAMOS A WENDY |
Hay otro dicho que dice: "Si
los HIJOS DE PUTA volasen no veríamos el sol". Pues yo quiero ser cazador
para cazar HIJOS DE PUTA. Esa gente que es capaz de abandonar a un ser que
confía plenamente en ti, que te da su cariño sin condición y que minutos antes
movía el rabo contenta porque estaba con quien la hace sentir seguridad, no
tienen corazón, ni conciencia. Hay cosas que soy incapaz de comprender ni
quiero comprender. Mal asunto si lo comprendo algún día. Quizás ese día yo
también me haya convertido en un HIJO DE PUTA.
Y después nos piden y expiden
licencias para manejar animales potencialmente peligrosos. Pero si los únicos
realmente peligrosos somos la puñetera raza humana. Hay licencias para tratar
con HIJOS DE PUTA??? Y para cazarlos???? Qué coraje.
Lo dicho, un día que prometía ser
un buen "día de perros" resultó ser bastante desagradable para todos
los que estábamos allí. Los nuevos voluntarios experimentaron en su primer día
lo duro que puede ser un domingo en el albergue, y los más antiguos, aunque más
curados de espantos, seguimos sorprendiéndonos con estas acciones. Sólo espero
que de alguna manera la ley caiga con todo su peso sobre esta gente.
Al final pude hacer las fotos a
Sía y estrenar mi nueva licencia pero con un nudo en el estómago.
El único consuelo es saber que
Wendy, que así le pusimos, estará en las mejores manos en las que pudo haber
caído y que tendrá la oportunidad de encontrar una verdadera familia que de
verdad le dé el amor que se merece.
"SOLO ESPERO SER TAN BUENA
PERSONA COMO MI PERRA CREE QUE SOY"
Alfonso Hevia
P.D.: Con lo de HIJOS DE PUTA no
quiero ofender en ningún momento a las personas que ejercen esa profesión. Sólo
es "una frase" hecha.