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DIARIO DE UNA ADOPCIÓN 4

CUARTO DÍA.- LUNES, 6 DE MARZO

Comenzamos con la rutina, ¡arriba a las siete! Xona amanece en el suelo de la habitación, haciendo caso omiso a las múltiples mantas que lo cubren, buscando el hueco donde justo no había nada que separase su enorme corpachón del suelo, pero cada uno elige donde duerme y hay que respetarlo.




Tras una rápida revisión en la que constato que solo hay un mínimo charquito y que quizás sea debido a las babas de Xona, vamos preparando para salir de paseo.

Rutina, salimos por el garaje, con los collares puestos y no las correas, antes de llegar a la calle, se paran y esperan a que les ponga las correas. Como Xona es más grandota tiende a salir primero a la calle, y una vez allí se queda quieta esperando a Poppy.




Vamos las tres hacia el parque, a estas horas hay muchos perros en su primer paseo antes del trabajo de sus propietarios por lo que nos vamos encontrando con ellos, Xona no tiene problemas, en realidad está encantada con los nuevos amigos, tras los primeros olfateos y saludos, comienza a mover el rabo como una loca en plan helicóptero, poner el culo en pompa, saltar y brincar, buscando jugar con sus nuevos amigos … y yo alucinando, y pensando que quizás presente una reclamación: vamos a ver señores, yo adopto una perra grande y mayor, que sea tranquila y no monte lío y resulta que la edad y el tamaño coinciden pero el carácter con otros perros es el que podría observarse en un cachorro!! Jajajajajaja!

Se la ve feliz dando esos saltos, y viéndola feliz, yo me siento bien, mi anciana perra tiene ganas de jugar y de divertirse, así que seguro que me acompañará durante mucho tiempo, porque la vitalidad da la idea de nuestras ganas de disfrutar y por lo tanto de vivir.

A la vuelta, seguimos con la rutina, no sé si lo comenté pero los perros adoran las rutinas, eso hace que su mundo esté ordenado y sepan qué esperar en cada momento. Es por ello que mantener horarios, salidas, paseos, comidas, etc., les resulte tranquilizador. Y es por eso que nosotros tendemos a hacer las cosas en el mismo orden y a las mismas horas.

Nuestra rutina de regreso es que Xona entra por el garaje y Poppy me espera a la puerta de casa. Entramos Xona y yo en el garaje, quito correa, abro puerta al pradín, pongo más agua y luego la comida, Xona me mira mientras cierro la puerta con el focico metido en el cuenco del pienso.

Abro a Poppy y seguido a los gatos que empiezan los tres su rutina de ser los reyes de la casa.

Esta tarde, vuelvo a dejar los gatos sueltos por casa y Xona nos acompaña a Poppy y a mí en el salón. Siguen sin aparecer. Y me preocupa mucho su estrés, por eso, cuando dejo a Xona cenando, estoy con ellos, acariciando, dando comidita de la rica, etc. etc., que no se sientan destronados por una novedad.

Cruzo los dedos a ver qué pasa mañana.







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