Casi a diario me tropiezo con vecinos paseantes de perro que en realidad, van paseando el móvil. Al menos, eso parece, porque lo llevan en la mano, pegado casi a la nariz, y lo toquetean absortos.
El perro va a su bola, si puede, o alternando saltitos y correteos para no verse arrastrado por la correa. Si apartan la mirada del móvil es para esquivar ¡por pelos! una farola, o para darle un grito al perro y un tirón de correa, porque es que no se mueve, no para de intentar ir hacia el lado equivocado para oler esto o aquello, o de levantar la pata y quedarse parado, ¿es que no puede seguir andando a 3 patas? tiene 4, ¿no? pues eso.
Para todos estos paseantes tengo un consejo que les será muy útil: nunca, pero nunca nunca, llevéis el móvil en la misma mano en que va la correa. Si el perro da un tironcillo imprevisto, se os caerá el móvil, y Murphy mediante, la pantalla implosionará. Y además de no ser baratos, ¡adiós fotos!
Todo un problema... pero esta semana, Sergio de Drop encontró la solución, pronto será mucho más fácil sacar a pasear el móvil sin riesgos. ¡Vamos a adiestrar perros lazarillos! 😛
Kamparina