Pues sí… Mientras yo me dedicaba
a dejar por escrito mis pajas mentales, la nueva familia de Shelma formalizaba
los trámites de su adopción y sin que apenas tuviese tiempo a asimilarlo Shelmina
partía rauda y veloz a su nueva vida.
Mis pequeñas minimonsters están
separadas por primera vez en su vida y la verdad es que da lástima ver a la
pobre Pattie cabizbaja sin entender muy bien que ha ocurrido para que ella ya
no esté con su hermana.
No sé cómo sentirme respecto a la
adopción de Shelma, mucha gente, incluida su nueva familia me preguntaba si
estaba triste o contenta. La verdad no es ni una cosa ni la otra, es una
coctelera de sentimientos y sensaciones, es sentir tristeza por su hermana y
por su ausencia; nostalgia por el tiempo que pasó con nosotros; tranquilidad
porque yo misma vi la casa en la que va a ser feliz el resto de sus días y
conocí a la familia con la que la va a compartir; alegría porque por momentos
la cosa parecía que no iba a ser tan fácil y alivio porque para nosotros empezaba
a ser demasiado trabajo pelear con dos cachorras además de nuestros propios
bichos.
Cuando pensábamos que tendríamos
que dejarlas en el albergue, para describir ese momento Javi había acuñado el
término de Pelivio, una mezcla de
pena y alivio y en resumidas cuentas sigue siendo ese Pelivio el que siento, aunque con matices.
Dejarlas en Serín más que pena
era un pesar y el alivio se basaba más en poder dejar atrás el estresante saca perro-limpia cuadra en el que
habíamos convertido nuestra rutina diaria, que en el destino de las perras.
Ahora el consuelo es mayor a la
par que el disgusto menor porque sabemos que Shelma no tendrá que pasar ni un
solo día de su vida tras unos barrotes.
Mirando a la pequeña Pattie, creo
que a ella me va a costar más explicarle que no hay nada de malo en esta
separación forzosa a la que la hemos enfrentado. Ella normalmente tan locuela,
anda un poco retraída, pone esa mirada lastimera que todos los perros llevan de
serie y te mira con sus ojillos redondos dejando ver un poco del blanco de su
globo ocular. Prubina, y pese a su
disgusto, rezo para que pronto aparezca alguien que me obligue a despedirme también
de ella.
Contacto: adopciones@amigosdelperro.org