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PERROS GRANDES Y “RACISMO”


Pattie sigue aquí… Es la única de los nueve hermanos que sigue sin encontrar casa. Sigue aquí y a veces temo que se quede para siempre, pero esa es otra historia. Hoy voy a quedarme a gusto compartiendo con vosotros unas reflexiones que me asaltan cuando paseándola, la gente gratuitamente me informa de lo difícil que nos será encontrarle casa debido a su tamaño…

Sí. Lo primero que te dice la gente cuando la ve es huy qué mona lo siguiente que hacen es preguntarte la edad, tres meses, y a continuación tras poner la cara de circunstancias de rigor, por norma general comienzan las aseveraciones: madre mía es que va a ser demasiado grande para vivir en un piso y a todo esto, yo que jamás en la vida he destacado por mi paciencia, contesto con un rotundo los cojones.



Y sí. Me reafirmo. El problema no es que Pattie vaya a ser “demasiado grande”, sino que no tiene raza, ¿O me vais a decir a mí, que los pastores alemanes, los golden retriever, los dálmatas, los huskies, los labradores o muchos de los bóxer que campan vuestras ciudades son perros pequeños? ¿Lo veis? El problema, insisto, no es que Pattie vaya a ser grande, sino que además de grande va a ser mestiza.

A ver está claro, que cada uno tiene sus preferencias, y hay gente que indiferentemente de la raza del perro, quiere que éste sea pequeño para convivir con él en un piso, nada que objetar. Yo “solo” objeto en lo que se refiere a que los perros grandes, como mi Pattie, no tienen cabida en las ciudades. Repito: Los cojones, si en su ADN, se identificase más claramente su ascendencia no tendríamos ningún problema en encontrarle un hogar. Al contrario, si en Pattie, se intuyesen rasgos que pudiesen recordar a un border collie (el actual perro de moda entre los humanos), ella no estaría ya en mi casa si no que probablemente habría zarpado hacia la suya propia.



Pero no es así, Pattie es una perra mestiza, con una capa atigrada de bóxer, el morro afilado de un apastorado, el cuerpo enclenque de un galgo y los ojillos y la expresión facial de algo que podría recordar lejanamente a un ppp. Uno la ve, y ella no tiene que ver absolutamente con ninguna raza, cuando en la calle la gente me pregunta qué va a ser de mayor (bombero, de mayor va a ser bombero torero, no te jode), no puedo contestarles, solo puedo encogerme de hombros porque realmente no lo sé. Pattie no tira a mastín, ni a pastor, ni a bóxer, ni a galgo, ni a perro de caza, ni a pitbull, ni a border collie, ni a nórdico, ni a terrier…

Pattie es la hija cruzada de todos los mestizos, una perra sin raza, así sin más. No será tan grande como un pastor alemán ni tan pequeña como un pequinés. Pattie será una perra atigrada, de tamaño entre mediano y grande, una perra más, que tendrá que esperar a que encontremos a alguien que vea más allá del racismo canino y del diámetro de sus patas.

Pattie querida, llegará, porque todo llega. Eso sí, lo que de aquí allá no creo que llegue es ni un milímetro cúbico de mi bilis al ritmo en que últimamente la estoy destilando…





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