El virus debilita el
sistema inmunitario del gato y se produce una disminución en el número de
glóbulos blancos (especialmente linfocitos T). Al disminuir las defensas el
gato puede enfermar por en presencia de cualquier bacteria, virus, etc. de las
que normalmente se encuentra en su entorno y que, de no tener el sistema
inmunitario debilitado, no le afectarían. Son las llamadas enfermedades oportunistas.
No existe ninguna cura
para la inmunodeficiencia felina, aunque se están ensayando algunos
tratamientos. Básicamente todo lo que se puede hacer es actuar sobre las
enfermedades según se vayan presentando. Por lo que debemos considerar que la prevención es nuestra mejor aliada.
Tampoco se trata de
volverse locos y ser sobreprotectores con nuestro gato. Simplemente hay que
tratarlos con naturalidad. Basta una buena dieta, equilibrada y de calidad
(pienso de alta gama), el control de los parásitos tanto internos como
externos, evitar en lo posible la exposición a focos infecciosos (es decir, las
salidas al exterior), un ambiente acogedor que reduzca el nivel de estrés al
que puedan estar sometidos y sobre todo estar atentos para intentar detectar a
tiempo las enfermedades oportunistas para poder tratarlas eficazmente son
nuestras mejores armas para darle a nuestro gato una vida larga y apacible.
Lo importante es disfrutar de cada momento que nos
brindan nuestros pequeños compañeros y proporcionarles, en la medida de
nuestras posibilidades, una buena calidad de vida.
Y recuerda que tu mejor
apoyo, además del propio gato, es tu veterinario. Consúltale ante cualquier duda.
César Rodríguez