Cuando el perro es un
cachorro tenemos que ir previendo las situaciones a las que se enfrentará a lo
largo de su vida, sin olvidar que el perro es un animal capaz de discriminar
claramente situaciones y contextos.
En este momento vamos a
hablar de una situación que será constante a lo largo de su vida y es la
preparación del cachorro para su manipulación en el veterinario o por nosotros
mismos en caso de que se accidente o se haga alguna herida, para bañarlo y
cepillarlo, etc. etc.
Hay múltiples situaciones
y momentos en los que necesitaremos manipular a nuestro pero y algunas de ellas
no le resultarán agradables, es por eso que estos ejercicios realizados de
manera constante desde temprana edad, resultan muy convenientes para el futuro
manejo del perro.
Se trata de simular
situaciones que se puede encontrar en el futuro y cuyo buen comportamiento se
reforzará con caricias y premios: trocitos de salchicha, de galleta, etc. (en
otro artículo explicaremos cómo premiar a los perros y con qué).
Para el desarrollo de
estos ejercicios es necesario desarrollar una rutina que el perro identifique
con la actividad a desarrollar. Es importante tener una rutina diaria de
manipulación de manera que el cachorro se acostumbre a la misma de manera
gradual. Hacer como mínimo una vez al día esta rutina nos ayudará en el futuro
en muchas situaciones.
Para cachorros de unos dos
meses, personalmente he visto que da buen resultado para la manipulación, el
hacer de la misma algo similar a una sesión de spa con masaje.
Subo al cachorro sobre una
mesa y lo dejo que se pegue a mí, y empiezo a hacerle un masaje suave, de
pasadas largas, desde detrás de las orejas, pasando por el lomo y hasta la
grupa, mientras le hablo con voz suave; es una manipulación muy relajante para
el cachorro, está en contacto conmigo, se siente seguro y es una especie de
sesión extra de mimos.
Suavemente empiezo la
manipulación, insertando tras cada exploración un masaje relajante, y en
ocasiones, depende de lo tragón que sea el cachorro, le doy un trocito de
pienso o bien de salchicha.
Empiezo por algo que no
les gusta, los dientes: levanto los belfos de un lado, le toco las encías y
luego hago lo mismo del otro lado y de frente; para finalizar, le abro la boca,
le presiono la lengua... mientras lo hago, le estoy hablando con voz suave, las
palabras son lo de menos, yo suelo utilizar «buen chico, buen chico» repetido
una y otra vez.
Puede ser que el cachorro
de inicio no se deje o se revuelva, en ese caso iremos más despacio, empezando
solo levantando los labios en la primera sesión, para ir avanzando hasta llegar
a tocarle las encías y la boca.
Y tras esta manipulación que no le suele gustar, vuelvo a la sesión spa, largas pasadas desde el cuello y orejas hasta la grupa. El objetivo es relacionar una situación no excesivamente placentera con una situación muy placentera, de manera que acabe viendo dicha manipulación como un paso previo para conseguir lo que desea, o sea su premio, su masaje, su galleta, etc.
Seguido le palpo las
orejas, por dentro y por fuera, incluyendo un amago de limpieza, esto es, toco
con un dedo el interior de la oreja, sin presionar, solo tocar y dejar. Ya lo
complicaremos más adelante.
Después y ya aprovechando
la sesión de spa, voy palpando cada parte del cuerpo, el cuello, la tráquea, la
tripa, la grupa, el área anal, el rabo, las primeras veces con suavidad, y
posteriormente incremento la presión simulando una palpación veterinaria.
Todo el tiempo le estoy
hablando e intercalando pasadas suaves y tranquilizadoras con la palpación y
utilizando también los premios si lo considero necesario, ya que cada cachorro
es diferente.
Cuando finalizo la
palpación del cuerpo comienzo con las patas, primero una pasada larga y luego
una pasada con presión alterna a lo largo de la extremidad, acabando en los
dedos, que reviso uno a uno, incluida la zona plantar e interdigital, también
las uñas.
Esto en todas las patas,
es otra zona que no suele gustarles que les manipulen, pues es bastante
sensible, por lo que en ocasiones, siempre buscando la relajación del cachorro,
tras examinar las patas delanteras realizo sesión de spa y chuche, para
continuar con las patas traseras.
En las patas traseras
comienzo haciendo un amago de palpación de la cadera, sujeto cada pata por
separado y se la retiro hacia atrás de manera que quede a tres patas, todo con
mucha suavidad y nunca forzar nada.
Estamos acostumbrándole a
que sea manipulado en el futuro por un profesional veterinario, nosotros no lo
somos, solo le estamos habituando a la manipulación.
Tras finalizar la
palpación de las patas traseras, finalizo las primeras sesiones con una sesión
de caricias, el cachorro suele tumbarse en este momento y en muchas ocasiones
se queda medio dormido, señal que hemos conseguido que la manipulación no sea
más que un ejercicio de relajación para él y la próxima vez podremos ir
avanzando en la misma.
Lola Moreno
Educadora canina y Entrenadora de perros de trabajo y utilidad acreditada por el Principado de Asturias. Presidenta de la Fundación Amigos del Perro del Principado de Asturias.