Tras varios días
desarrollando la rutina de la primera etapa, hay que seguir avanzando, con
cuestiones como el aseo y cepillado.
Empezamos distribuyendo,
en un sitio donde pueda acceder el cachorro, todo lo que vamos a utilizar para
su aseo y cepillado: el cepillo, las cardas, el peine, cepillo y pasta de
dientes, tijeras para cortar uñas, una toalla, etc., distribuirlo a nuestro
alcance y al suyo. Dejar que el perro se acerque a oler estos utensilios, y
reforzar dicho comportamiento con un «Bien» (dicho en tono suave) y un premio,
una caricia... Lo que al cachorro le resulte más gratificante, y esto todos
deberíamos de observar a nuestros perros para conocer cuanto antes qué es lo
que más les gusta.
Empezando con la sesión de
aseo, los premios serán al principio muy frecuentes, es decir, una pasada con
el cepillo, un premio, luego se irán espaciando, hasta que consigamos que el
propio cepillado y aseo sea para el perro un premio en sí mismo, ya que está
“jugando” contigo.
Hay situaciones que le
resultan más molestas, por ejemplo el cepillado de dientes, se empieza siempre
enseñando el cepillo, dándole a oler la pasta, si le gusta, dejar que lama un
poquito de la misma, y así la propia pasta de dientes será su premio por
dejarse cepillar.
Se acerca el cepillo a los
dientes, y si permanece tranquilo, se premia. Tras varias sesiones solo acercando
el cepillo, se continúa frotando suavemente y por muy poco tiempo, apenas cinco
segundos, siempre con pasta que le guste, para que relacione el cepillado con
un premio en sí mismo.
A medida que va admitiendo
el cepillado, podremos hacerlo de una manera más completa, para así conseguir
conservar su dentadura en perfecto estado por más tiempo.
Otra manipulación que no
suele agradar es el corte de uñas, se comienza habituando al perro al
utensilio, acercando el mismo a la uña, pero sin tocarla, y… premio. Varias
veces.
En la siguiente sesión, se
comienza como en la anterior, pero la segunda vez, ya el cortaúñas, toca la
uña, y…. premio.
Se realiza esta
manipulación varias veces, hasta que el perro acepte sin problemas el
cortaúñas, sin embargo, si no sabemos cortar las uñas a los perros, es mejor
que nos abstengamos de hacerlo, dejándolo para un profesional, estos ejercicios
facilitarán enormemente el trabajo del mismo y sobre todo supondrán que nuestro
perro no se estresará ante la situación de cortar las uñas, aunque la
desarrolle un desconocido, ya que conoce el utensilio y la situación.
Utiliza este mismo método
para cualquier manipulación que estimes vas a necesitar desarrollar con tu
perro en el futuro.
Para finalizar una
cuestión de gran importancia: si tu perro se pone nervioso en algún momento, no
lo fuerces, tiene que ser algo placentero, pero tampoco dejes que se salga
siempre con la suya, en vez de avanzar en los ejercicios, retrocede a algo que
le resulte menos agobiante, pero no dejes de hacerlo, ya que si el perro
aprende que poniéndose nervioso, tu dejas de tocarle las encías o las patas,
sabrá cómo hacer para evitar según qué situaciones, y eso supondrá en un futuro
un perro poco manejable, cuestión que puede darte problemas para mantener su salud
y su relación contigo en unos parámetros en los que ambos podáis estar
conviviendo a gusto.
Lola Moreno
Educadora canina y Entrenadora de perros de trabajo y utilidad acreditada por el Principado de Asturias. Presidenta de la Fundación Amigos del Perro del Principado de Asturias.