Yo no sería la persona que soy sin mis abuelos. No solo porque sin la confluencia de tiempo y espacio que los hizo coincidir yo no existiría, sino porque a ellos les debo mi niñez. Ley inexorable de la vida y la muerte, hace que en mi balanza hoy, solo quede mi abuela paterna, encogida y frágil, improvisada equilibrista, se tambalea a sus noventa y pico años, luchando contra el tiempo, amenazando con dejarme huérfana de mi pasado y mi infancia. Tengo que escribirle algo, un relato corto, unas palabras, poner en papel su nombre, su historia y su memoria, la misma que hoy se evade como bocanadas de humo por una ventana abierta, abandonándola a su suerte. Soy consciente de la mortalidad, de la suya y la mía, pero me gustaría tanto detener su reloj, hacer una pausa y conservarla siempre, probablemente ya no como hoy, pero sí como hace una década, lozana y fresca, presumida y díscola. Generosa, hermosa, fina analista y tan inteligente, como solo puede serlo una abuela. Pero como entien...
BLOG PARA PROTECTORAS Y AMIGOS DE LOS ANIMALES