Cada dos por tres llegan noticias de perros recién adoptados que se han perdido. Perros que a veces aparecen, a veces no; perros que, a veces, mueren atropellados.
Y hay quien se pregunta si huyen de sus adoptantes, si es que no estaban bien con ellos, pero no es así. El motivo es mucho más sencillo: muchos perros adoptados son tímidos, asustadizos, y a eso se une el estrés de llegar a una nueva casa con humanos desconocidos. Aún no hay un vínculo que lleve a refugiarse junto a tu humano si algo te asusta. Es muy fácil sobresaltarse por cualquier cosa y echar a correr sin rumbo... luego, uno no sabe volver.
Porque claro, no huimos de la felicidad, es sólo miedo.
Por eso, si adoptas, extrema las precauciones las primeras semanas: no dejes abierta la puerta de la calle, no sueltes la correa, no uses flexis, no te descuides al subir y bajar del coche, no te confíes.
A lo mejor tu nuevo compañero es como yo, y procura no despegarse de tus piernas, no vaya a ser que desaparezcas y pierda la familia que tanto le ha costado conseguir. Aún así, ten mucho cuidado, recuerda que el riesgo lo corres tú, pero quien lo sufre es tu perro.
Un abrazo para Puri Gallego; en nuestra memoria y en la suya, Peter descansa en paz.