La idea general es que los abandonos de animales domésticos se disparan antes del verano y la semana santa; manadas de irresponsables (y sinvergüenzas) se van de vacaciones y se deshacen del perro o gato.
Por desgracia, a estos abandonos "vacacionales" se unen los que se deshacen del cachorrito regalado en navidad o reyes, que ahora ya ha crecido y estorba, las "temporadas" de caza, las camadas no deseadas y los abandonos sin más.
Hace poco veíamos las estadísticas del albergue canino municipal de Langreo durante el año 2015, y podemos observar que los meses de julio, agosto y septiembre entraron más perros que realmente estaban abandonados (es decir, que no fueron recuperados por sus dueños por haberse perdido).
Visto en porcentajes resulta más claro. Un 30% de los abandonos de 2015 se produjo en el trimestre de verano.
Desglosado por meses, vemos que aparte del incremento en verano, no hay una regularidad en los abandonos: en febrero 8 perros, en marzo 17, en abril 12, en mayo 25...
Conclusión: en el año 2015 se recogieron más perros abandonados en verano.
Sin duda queda aún mucho camino por recorrer en la concienciación social y la lucha contra el abandono.