Mis primeras navidades las pasé en una perrera. Las segundas, aquí, en mi casa.
Para mí las navidades consisten en paseos largos por el parque, fotos y regalos. Este año, como en los dos anteriores, veo muy probable que me regalen un hueso grande para morder, un collar y una correa, quizás incluso una placa de identificación (mi humana no tiene mucha imaginación); juguetes creo que no, porque tengo muchos más de los que puedo utilizar, y ahora que ya soy más mayor me he vuelto formal y me duran muchísimo (en mi casa de acogida me llamaban desTROYer... es lo que tiene ser joven y alocado).
Pero el regalo más importante que me harán estas navidades es un montón de latas de comida riquísima que llegará al albergue de Langreo para la campaña "Dales la lata", para que los perros que viven allí puedan disfrutar de una comida especial, diferente, estas navidades. Es verdad que no pasan hambre, que están bien alimentados, pero el pienso es pienso, no sabe ni la mitad de bien que la comida de lata, y además... un día tras otro, siempre lo mismo, cansa. Así que esas latas serán un auténtico banquete para los peludos que están esperando un hogar.
Es un montón de latas, sí, pero ni comparación con los regalos de mi colega Icaro, el cronista y su hermana Dana. Ellos están ahí todo el año, colaborando con los que aún no han tenido la fortuna de encontrar un hogar.
Si te parece que es una buena idea, ¡participa! aún estás a tiempo de enviar unas cuantas latas al albergue :)