Todo lo
que siempre quisiste saber sobre chips: identificación de animales domésticos.
Esta
información se orienta a la comunidad autónoma del Principado de Asturias, si
bien buena parte es aplicable a nivel general.
¿Por
qué tengo que ponerle chip a mi perro?
Por
obligación:
la competencia corresponde a cada comunidad autónoma, y en la mayoría está
regulada la obligación de identificar con microchip a los perros (en algunas,
también a los gatos). En Asturias, la obligación la establece la Ley 13/2002, de 23 de diciembre, de tenencia, protección y derechos de los animales.
En caso de que el perro esté catalogado
como potencialmente peligroso (ppp), la obligación la establece para todo el
territorio nacional el Real Decreto 287/2002, de 22 de marzo, por el que se desarrolla la Ley 50/1999, de 23 de
diciembre, sobre el régimen jurídico de la tenencia de animales potencialmente peligrosos.
Por
devoción:
en caso de extravío o robo, el microchip permite identificar al perro y
localizar a sus propietarios.
Por
precaución:
si tuvieses que acreditar que tu perro es tuyo, el microchip es la forma más
sencilla, y la única admitida a priori en
el ordenamiento jurídico vigente. Acreditarlo con testigos, fotografías, etc.,
requeriría de un proceso mucho más largo y sin garantías de éxito.
¿Cuándo
hay que ponerle el chip al perro?
Antes de los tres meses desde su nacimiento, y en cualquier caso, antes de su
cesión o venta (Artículo 12 1º de la Ley 13/2002 y Artículo 3 2º del Decreto 99/2004, del Principado de Asturias).
¿Cuánto
cuesta poner un chip?
Depende de cada veterinario. El precio
incluye el microchip en sí, su implantación, la inscripción en el registro
correspondiente y las tasas de ese registro, y también la emisión del pasaporte
donde constan todos los datos del perro tanto los relativos a su identificación
como a los tratamientos, vacunaciones, desparasitaciones y cirugías, y tus
datos como propietario.
¿Se
le puede poner chip a un gato?
Sí, o a cualquier otro animal doméstico, y
funciona a nivel de registro exactamente igual que si se tratase de un perro.
En algunas comunidades autónomas es obligatorio identificar a los gatos con
microchip, aunque no salgan de casa.