Me llamo Zar, soy un cruce
de Azul de Gascuña de dos años y medio. Hubo un tiempo en el que yo tenía algo
parecido a unos dueños pero por algún motivo decidieron que ya no era útil y me
expulsaron de sus vidas. Un día fui recogido y me llevaron al albergue donde
ahora vivo. Aquí ya no estoy solo, ni abandonado, ya no sufro. Aquí aprendí que no todos son malos. Este
albergue y su gente es todo lo que tengo, lo más parecido a un hogar que he
conocido. Aquí me dan de comer, un techo, ponen todos los medios a su alcance
para que yo y mis compañeros estemos sanos y además unas personas muy majas
vienen de vez en cuando a sacarme de la jaula, darme mimos y jugar conmigo. El
resto del tiempo lo paso jugando con mis amigos, es algo que me encanta y así nos pasamos las horas que, a veces, en
el box se nos hacen largas. A veces los otros perros se van y ya no los veo más,
pero me alegro mucho porque sé que se han ido a un buen hogar; eso que yo nunca
he tenido pero que deseo, porque intuyo que es algo muy muy bueno. Además,
cuando se van viene otro en su lugar y a mí se me da muy bien hacer amigos
nuevos.
Los humanos también me
gustan mucho, me pongo muy contento al verlos y muevo la cola sin parar cuando
veo que me toca salir a mí de paseo. Me gustaría salir todos los días, pero sé
que somos muchos más en el albergue y los voluntarios tienen que repartirse. De
vez en cuando estos voluntarios me sacan
del albergue para ir a algún desfile donde, dicen, quizás alguien se fije en
mí. Estoy bien aquí pero esto es temporal puesto que lo que yo y mis compañeros
necesitamos es una familia que nos acepte como un miembro más, nos dé cariño,
nos cuide y nos deje darles todos los mimos que tenemos para ellos.
Hoy ha sido un día genial.
Una voluntaria que es amiga mía hace un tiempo vino a sacarme pero cuando salí
por la puerta del albergue me di cuenta que éste no era un paseo convencional.
Me llevaba hacia un coche con un maletero abierto. ¡¡Que alegría!! Me subí de
un salto sin pensármelo dos veces. El trayecto en coche fue muy divertido, por
las ventanillas veía un montón de cosas nuevas y que a gustito se iba notando
la brisa fresca en la cara. Cuando llegamos a nuestro destino… ¡¡Sorpresa!!
¡¡Éramos un montón de amigos!!
Había tres peludos más,
uno de ellos me sonaba del Albergue pero hacía mucho tiempo que no lo veía por
allí. Brother me contó que la humana que iba con él le había adoptado y ahora
era inmensamente feliz. Y venia muchas veces a sitios como este, con muchos
árboles y ríos, arena y playa, puentes de madera, este sitio era genial. Me
contó que con su nueva familia podía salir todos los días varias veces a oler
cosas nuevas. Porque os tengo que contar un secreto: olisquear la hierba y el
monte, es lo que más me gusta en la vida. Y así lo hice, no todos los días
tiene uno la oportunidad de estar en un sitio como este. Así que las varias
horas que duró aquella excursión por ese bonito paraje me las pase olisqueando
todo lo que pude… ¡¡en el albergue no huele así de rico!! Yo solo quería
caminar y caminar y que este día no se acabara nunca. Me hice rápidamente amigo
de todos los que me acompañaban, peludos y humanos, jugué con ellos, corrimos,
nos perseguimos y nos refrescamos en el
río. A la mitad del trayecto paramos a descansar (aunque yo aun tenía energía
de sobra) y compartimos pienso, salchichas y agua fresca. Mis amigos están
acostumbrados a pasar momentos así, pero para mí sin duda hoy fue… ¡¡el mejor
día de mi vida!!
La humana quiso enseñarme
también donde vivía. Qué curiosas y divertidas eran todas esas cosas que había:
el ascensor, las puertas, aquella señora que cocinaba y olía tan bien. Tantas
cosas, tantos colores. Yo quiero quedarme a vivir en un sitio como este.
Después llego el momento de
volver al albergue a descansar. No sin antes darle un montón de besos a mi
amiga por este perfecto día. En la jaula me esperaban mis compañeros… ¡¡cuánto
tiempo sin verlos!! Me queda un poco de energía aun para darles unos
mordisquitos con cariño, decirles que les he echado de menos y pedirle a mi
amiga que otro día les lleve a ellos también a conocer cosas tan bonitas.
Y ahora llega el momento
de hablarte a ti, a quien está leyendo esto. Yo necesito una oportunidad de ser
feliz, me la merezco y quizás tú me la puedas dar. Soy bueno y noble, yo nunca
te haría daño aunque me lo hayan hecho a mí. Yo solo sé dar cariño y amor. Te
seré fiel por siempre, porque si quiero con locura a aquellos que me cuidan,
¿Qué no haría contigo si me dieras una oportunidad? Cambiaré tu vida tanto como
tú la mía. Soy muy joven y aún así llevo ya tiempo esperando. Pero seguiré
haciéndolo porque cuando decidas hacerme miembro de tu familia, seremos felices
para siempre. Aquí te espero.
Un gran abrazo perruno,
Zar
Silvia Barrial
Berbén
Zar
Macho, Azul de Gascuña,
mediano (20 kg), 2 años y 7 meses.
Se entrega con microchip y
pasaporte canino, vacunas, desparasitación interna y externa y esterilizado.
Está en el albergue de
Serín (Asturias)
Teléfono: 636157439
Email: adopciones@amigosdelperro.org