Desgraciadamente y como siempre me pasa, llego tarde hasta en
esto, para felicitar el año. Con todo y con eso, y como aún no hemos definido
claramente hasta cuando es lícito felicitar el año nuevo, voy a tirar para
adelante e intentar que me dejen publicar esto J
La verdad es que enfocamos el año nuevo como una caja mágica
de deseos, como si tuviésemos delante al genio de la lámpara al que solamente
pidiéndole concediera, aunque a menudo los deseos se quedan ahí, colgados en el
aire, como las guirnaldas o el espumillón que encerramos en la caja hasta el
diciembre que viene, aún así, es agradable formular los anhelos en voz alta
invocándolos como en un conjuro. Yo si se pudiese, y por pedir que no quede, le
pediría al año nuevo:
Que de una vez por todas se acabe la puñetera crisis. No más
telediarios ni periódicos apocalípticos, no más estupideces programadas una
tras otra, que finalice de una vez y nos libere de esta condena de estupor,
indignación y abotargamiento. Por favor 2014, haz algo con esto…
En el plano personal pediría, que mi queridísimo Roland
encuentre por fin la casa que tanto se merece. Bueno, si me pusiese
melodrámatica, podría exagerar y rogarle al año nuevo que tropecientas familias
llegasen de repente para adoptar a todos los animales de Amigos del Perro, más
aún, que llegasen miles y todos los albergues se viesen repentinamente vacíos…
Por pedir… pero siendo realistas, me conformo con que sigan llegando, así en un
goteo constante, que se acerquen poco a poco, con cabeza, después de haberlo
pensado bien, que elijan al animal o que se dejen elegir por él, pero sobre
todo, y desde el egoísmo, que se fijen en Rollie, se enamoren y se lo lleven
lejos, aunque ya no pueda ver de él más que una mísera foto colgada en facebook.
También pediría que a más de uno lo tumbase una úlcera de
estómago, esto queda muy feo dicho así, pero es así, tal y como lo siento, se
la mandaría a más de uno certificada en un sobre y por correo, pero para
resumir, digamos que solo espero que todo aquel que esté pensando en abandonar
a su perro, a su gato o al abuelo en una gasolinera, sufra una “agradable”
úlcera de estómago o de hiato tan solo por planteárselo. Me gustaría que todos
los que incluyésemos un animal en nuestras vidas lo hiciésemos de forma
responsable. Y ya metidos en harina, que se multiplicasen las adopciones y
desapareciesen por arte de magia los abandonos…
Puestos a pedir, yo le pediría a la alcaldesa de mi pueblo
que de una vez por todas solucionen el tema del albergue. Que va para veinte
años que en Avilés desapareció.
Como se va uno embalando, sería ideal que todos los ancianos,
sean animales o humanos tuviesen una cama caliente en la que pasar los
inviernos; que todos los cachorros, humanos o animales, tuviesen una casa en la
que crecer, y que todos los individuos, independientemente de nuestra especie,
encontrásemos por fin un grupo al que pertenecer.
En realidad, creo que al año nuevo le pediría más bien poco,
como dice el dicho, que me quede como estoy, a lo mejor un trabajo bueno, o
simplemente un trabajo, le pediría que no me quite mis terracitas de café, que
me deje dormitar en un sofá alguna que otra tarde, y que el buen tiempo me
saque a pasear. Sí le pediría que no me deje sentirme sola, y que me recuerde a
toda la gente a quien tengo para querer. En realidad y antes de ponerme “moñas”
del todo, creo que al año nuevo hay que pedirle que nos deje ser felices, y
sobre todo, que nos deje escoger el cómo, el cuándo y el con quién.
Feliz Año Nuevo