Noviembre
2.013
Replico aquí un post
reciente de En busca de una segunda oportunidad. Hoy me vais a permitir que no hable ni de
perros ni de gatos. Como excepción, me gustaría hablar de otro animal que es
frecuente en nuestros hogares: los peces. Y lo voy a hacer porque estoy
recuperando con fuerza esta afición.
Y sí, sé que la
acuariofilia es muy polémica, que muchos consideran una aberración y un lujo
innecesario mantener estos animales en casa. Y no digo que no tengan parte de razón,
pero a mí me apasiona desde que en torno a los nueve años mi madre, que se
negaba entonces a meter un perro en casa, accedió a meter un acuario de unos
cien litros con dorados y espejos. Lo encargó al cristalero del barrio y a los
pocos años hacía aguas y ver nacer a los guppys la mañana de reyes eclipsó los
regalos que recibí hasta tal punto que no recuerdo qué eran.
Desde entonces y con varias interrupciones, he
tenido acuarios. He criado bettas, cíclidos africanos y vivíparos. Y me
encantan los grandes cíclidos americanos y los acuarios que imitan el biotopo
natural en el que se encuentran los peces. Y a veces he sido rescatadora de
peces. El betta que ilustra este post lo rescaté apenas sin aletas, en muy mal
estado, hace más de diez años y al poco tiempo estaba precioso. Pero no es
recomendable comprar peces así, primero porque el comercio que lo tiene en esas
condiciones no merece hacer negocio y segundo porque a menos que tengas un
acuario de cuarentena no conviene introducirlo en un acuario sano.
Ahora en la habitación de
mi hija de cuatro años hay un 50 litros con un castillo, medusas fluorescentes,
cebritas y barbitos dorados (un horror para cualquier buen aficionado, pero al
menos los peces y mi niña están felices y contentos) y acabo de comprar para
mí, para todos, un acuario de 300 litros que ha venido a sustituir a mi viejo
acuario que compré de segunda mano hace diez años con la idea de iniciarme con
peces discos. Jamás he tenido. Por su carácter tímido, su precio, su fama de
difíciles… No tengo aspiraciones de criar ni de tener ejemplares únicos. Quiero
iniciarme con estos peces, darles una buena vida y disfrutar de un acuario
hermoso. No es poco.
Precisamente por los
muchos años que llevo en la acuariofilia sé que mucha gente comete muchos
errores con estos animales, que sufren y mueren prematuramente. Pero creo que
el animalismo, ese ‘palabro’ que quiere transmitir respeto, responsabilidad y
amor por los animales, puede y debe aplicarse a los habitantes de los acuarios
domésticos. Por eso me he atrevido a elaborar el siguiente decálogo o compendio
de consejos para aquellos que quieran iniciarse en esta afición con buen pie
(los acuaristas expertos no vais a aprender nada, ya os lo adelanto).
Lo primero, antes de nada. Cuando hablamos de
meter un acuario en casa no hablamos de decoración, hablamos de abrir la puerta
a pequeños seres vivos dependientes de nosotros. Tenedlo en cuenta. Animalismo,
ya sabéis.
Antes de comprar un
acuario, leed mucho. La afición comienza cuando comienzas a adentrarte en este
mundo leyendo sobre el ciclo del agua, los tipos de peces, qué tipos de agua
necesitan, cuales son compatibles unos con otros, cómo se reproducen. Hay mucho
que conocer y es fascinante (nunca se acaba de aprender). Y no hay que gastarse
ni un euro, Internet está lleno de artículos y sobre todo de foros en los que
auténticos expertos del mundillo están encantados de compartir conocimientos,
todo un lujo. Algunos ejemplos: Acuarios.es, Acuavida, Pezdisco.org (por esta
ando yo ahora aprendiendo)… Si domináis el inglés el universo se amplía
inimaginablemente.
Además de partir de la ignorancia inicial, la impaciencia
es el otro gran error de los neófitos. Buscad información sobre el proceso de
ciclado del agua. Un acuario debe estar maduro, llevar funcionando varias
semanas para poder introducir peces gradualmente. Conocer las características
del agua del acuario y del agua que sale de nuestro grifo es imprescindible
(aprenderéis mucho sobre PH, KH, nitratos, nitritos…). Podéis comprar medidores
o podéis llevar el agua a una tienda de confianza, suelen medir esos parámetros
gratis para sus clientes.
No compréis animales en
cualquier tienda, hacedlo en aquellas que os conste que cuidan bien a sus
peces. Tal vez los animales sean más caros, tal vez no, pero estaréis ayudando
a un negocio que respeta a los animales, que además es probable que sean más
sanos y de mejor calidad.
Si tenéis dudas de a qué
tienda acudir, consultad en los foros de aficionados. De hecho, en los foros
muchas veces hay secciones de intercambios, regalos y venta de equipos, plantas
y animales que os pueden interesar.
No os fiéis por defecto de los vendedores de
las tiendas de animales, a menos que se trate de un vendedor del que sabéis a
ciencia cierta que podéis fiaros por su trayectoria, por la persona que os lo
ha recomendado, por los consejos que os ha dado en el pasado… Muchas veces no
saben lo suficiente, otras veces les preocupa más vender. Decenas de miles de
peces acaban muertos por culpa de muchos tenderos expendedores de peces.
No creáis eso que os dicen de que los peces no
requieren apenas trabajo. Es cierto que son menos exigentes que tener un perro,
normalmente, pero todo depende del tipo de peces y la cantidad de acuarios que
se tengan. Es inevitable andar limpiando el filtro, cambios de agua regulares
(no, con el filtro no basta), quitando algas, alimentando…
Cuanto más grande y mejor
sea el acuario con el que arranquéis en esta afición, mejor. Con más litros son
más estables y dan más satisfacciones. También es aplicable a los kits de mala
calidad, buscad buenos equipos desde el principio que merece la pena. Hay mucho
disponible de segunda mano, ahí tendréis que aseguraros de que está en buenas
condiciones.
En cambio empezad con peces que sean de
mantenimiento sencillo, de los fáciles de cuidar y de que críen. Y mejor que
sean pocos. Otro gran error del principiante es meter demasiados peces: a mayor
número, más necesidad de mantenimiento. La conclusión a este punto y el
anterior es que no seáis ambiciosos al principio con los peces, pero sí con los
acuarios.
Igual que siempre os digo que no os dejéis
llevar por el capricho y compréis adorables cachorritos de perro o gato (ya
sabéis que opino que su exposición en cristaleras debería estar prohibida),
manteneos firmes y fríos también en las tiendas de peces. Si no sabes si ese
ejemplar que te ha cautivado es compatible con los tuyos, con tu agua, cuánto
va a crecer, sus costumbres…. no lo adquieras, no te dejes llevar por el
impulso. Seguro que hay un montón de fotos y vídeos en Internet para tu solaz.
Por último y fuera ya del decálogo: nunca,
jamás, bajo ningún concepto, mantengáis los populares peces rojos de toda la
vida en peceras, por grandes que os parezcan los recipientes. Ese tipo de peces
necesitan muchos litros de agua y están condenados a convertirse en cadáveres
antes o (poco) después. Espero que este post compense un poco los muchos peces
que hay sobre mi conciencia de la etapa del acuario del cristalero.
MELISA
TUYA
La Fundación Amigos del Perro agradece a Dª. Melisa Tuya su
amabilidad y la autorización concedida para la publicación de este artículo.