Si pensamos en todos los animales
que nos rodean, podríamos preguntarnos, ¿y de dónde salen todos estos
conciudadanos?, la respuesta es sencilla, algunos como los roedores llevan
entre nosotros desde que somos hombres. Ellos son la razón por la que los gatos
forman parte de nuestras vidas. La mayor parte de ellos, como los roedores,
llegaron buscando una oportunidad de sobrevivir en sus nuevos entornos y lo
consiguieron, muchos otros no sobrevivirán a la urbanización.
Aunque la mayor parte de los
animales que conviven en nuestras ciudades son inocuos para nosotros, es
innegable que existen otros muchos cuya
presencia o superpoblación supone un problema de salubridad. Tampoco está de
más ignorar el coste económico que conlleva la limpieza de edificios u otras
estructuras debido a la presencia de determinadas especies. Esto no solo es un
problema estético, sino que puede convertirse en un foco de infección si se
ignora.
Algunos animales como las ratas,
son presa de su propia prensa. La mala fama de las ratas proviene sin embargo
de una época muy anterior a la nuestra, cuando contribuyeron a la expansión de
epidemias como la peste. Hoy por hoy, parece sin embargo que deberíamos
asignarle su fama de insalubre a otros animales como la cucaracha la cual si
está comprobado puede ser un foco de infección de enfermedades como la
salmonelosis.
Siguiendo con los animales de
mala reputación, nos encontraríamos con los murciélagos. Estos mamíferos
voladores cuentan con hasta 15 especies urbanas, algunas como el murciélago
enano, el más frecuente en las ciudades españolas, se ha convertido en todo un
urbanita cuya especie está en expansión al igual que los núcleos urbanos. Estos
animales se han adaptado perfectamente a nuestro entorno, ya que los edificios
abandonados, los tejados y repechos de nuestros edificios les facilitan cobijo
durante el día e incluso gracias a su pequeño tamaño un lugar tranquilo para
hibernar durante el invierno.
Otros vecinos más discretos son
los zorros, que se acercan a los vertederos, por el contrario, mucho más
escandalosos nos encontramos con los indestructibles jabalíes cuyo hábitat
natural se ve reducido por la urbanización de su entorno y ha ido poco a poco
adaptándose a las zonas semiurbanas. Los jabalíes, como las gaviotas o las
palomas, han sabido adaptarse a nuestra dieta y son capaces de sobrevivir a
base de nuestros desperdicios. El problema radica en que al adaptar su
reproducción a la cantidad de alimento disponible, su población aumenta en
función de la cantidad de deshechos a los que tienen acceso, convirtiéndose en
un verdadero problema para sus convecinos humanos.
Insectos y arácnidos son
una constante en cualquier ciudad aunque en mucha menor proporción que en las zonas rurales, no obstante vais a permitirme que los ignore, en este intento de repaso de nuestra fauna urbana ;)
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