En este ejercicio de memoria que
me he propuesto hacer para recomendar algunas lecturas que contribuyan a la
concienciación, sería imperdonable que me saltase al genial Gerald Durrell.
Me enamoré de su obra cuando con
13 años me recomendaron la primera parte de su formidable autobiografía: “Mi
familia y otros animales”. A ésta la siguieron “Bichos y demás parientes” y “El
jardín de los dioses”. La trilogía, describe de manera magistral la envidiable
infancia que Durrell vivió junto a su familia en la isla griega de Corfú
durante el período de entreguerras.
En los libros se aprecia su
devoción por la biología y su amor por los animales. Las descripciones que el
autor hace de la isla, sus paisajes, su fauna y su flora, la hacen asemejarse a
un entorno paradisíaco que jamás hubiera imaginado tan cercano. Al mismo
tiempo, intercala en el relato las anécdotas excéntricas de su familia,
relatadas desde ese punto de vista inglés, que es incapaz de huir de un sentido
del humor tan fino como hilarante. Releo estos libros con frecuencia, me gusta
empaparme de su esencia y sobre todo reírme a carcajadas con los diálogos que
se suceden entre su familia y amigos. La descripción de los personajes, es a
menudo caricaturesca, tanto que a ratos uno se olvida de que se trata de una
autobiografía y que todos los personajes son reales.
Los animales, como bien expresa
en el título son los otros grandes personajes de la historia. La curiosidad, el
alma de biólogo, la necesidad de conocer y experimentar de Durrell, le llevan a
observar todas las especies que se cruzan en su camino transmitiendo al lector
su pasión. Y haciendo los animales a sus ojos, igual de interesantes. Así, me
sorprendí a mí misma leyendo con avidez la descripción que hace de la vida y
costumbres de determinados insectos y arácnidos que en la vida real detesto.
Sin embargo, a través de su mirada, son igual de fascinantes que otras especies
con las que el autor tiene la suerte de compartir su vida. Así en un ejercicio
de literatura inigualable se van sucediendo perros, búhos, tortugas, tórtolas,
urracas, arañas, escorpiones o erizos. Todos en igualdad de condiciones,
intercalados e interactuando con padres, hermanos, amigos y un sinfín de
personajes tan protagonistas como los animales que Durrell va descubriendo por
el camino.
Si tenéis oportunidad de leerlos,
¡no la desaprovechéis!
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