La relación entre un perro
y su dueño tiene muchos puntos comunes con la de un padre o madre y su bebé.
Afirmación sorprendente sobre todo para los que nunca han vivido con un perro, pero
lógica para muchos de los que sí comparten su vida con uno. Y ahora, apoyada
por la evidencia científica.
En abril de 2015 la revista Science publica un
artículo de Evan L. MacLean y Brian Hare, del Duke Canine Cognition Center de la Universidad de Duke en Durham
(Carolina del Norte, EE.UU.) sobre la
evolución y en concreto, sobre el “pirateo” de los perros de los medios de
vínculo humanos, presentando los resultados de un estudio liderado por N.
Nagasawa en que se midieron los niveles de oxitocina de perros y humanos y su
variación durante la interactuación.
¿Y esto qué es? Simplificando,
la oxitocina es la “hormona del amor”, la que aparece cuando nos relacionamos
con las personas que amamos o con las que tenemos una relación de familia. Hace
que nos sintamos estupendamente, y por tanto, refuerza el vínculo. Ya sabíamos
que mirar a esa persona amada aumenta nuestros niveles de oxitocina, y ahora
nos cuentan (y nos demuestran) que eso ocurre también con nuestro perro.
En ese estudio se demostró
que los humanos que intercambiaban miradas más tiempo con sus perros tenían los
niveles de oxitocina en orina más altos tras interactuar con sus compañeros
caninos. Los perros experimentaron un aumento de oxitocina similar al del
dueño. El mismo experimento reproducido con lobos no mostró signos de este tipo
de relación, incluso cuando la prueba se hacía con lobos y las personas que los
habían criado como mascotas desde cachorros.
El estudio demuestra la
relación causal entre el contacto visual y los niveles de oxitocina, similar a
la que ocurre entre los humanos y sus bebés.
Hare y MacLean consideran
que este estudio abre nuevas vías en la investigación de la evolución de los
perros como parte de la sociedad humana, y también de las ventajas que reporta,
poniendo como ejemplo las personas con autismo o estrés postraumático,
condiciones para cuyo tratamiento se está utilizado oxitocina de manera aún
experimental, y que pueden beneficiarse de la asistencia y relación social con
perros, beneficios que podrían extenderse a otros colectivos.
Kamparina