En primer lugar indicar
que se considera que un gato está obeso cuando su peso supera en un 15% el peso
óptimo, y es en este punto donde empiezan a surgir problemas de salud.
Con la edad aumenta la
probabilidad de obesidad en los gatos porque aumentan sus depósitos de grasa y
disminuye su masa muscular, unido a que su actividad también decrece, por lo
que sus necesidades calóricas son inferiores aproximadamente en un 20% a las de
un animal joven y activo.
Si no conocemos cual es su
peso óptimo, podemos determinar la obesidad de nuestro gato si:
—Tiene el abdomen en péndulo o sobresale por los
flancos cuando lo miramos desde arriba.
—Camina de forma oscilante como un pato.
—Está perezoso y poco activo.
Para tratar la obesidad estamos en el mismo caso que en
el de los perros, hay que comenzar concienciándose de que tenemos un gato obeso
y toda la familia tiene que implicarse en el problema.
Además es necesario controlar la dieta, deberemos
cambiar la forma de suministrarle el alimento, ya no será ad libitum si no que le suministraremos su ración tres veces al día
restringiendo la cantidad o bien utilizando un pienso light. Hay que tener en
cuenta que si se da un pienso light pero se incrementa la cantidad de pienso
que le suministramos, no sirve de nada.
Es importante intentar conseguir que haga más
ejercicio, interactuando con él, jugando con plumeros, pelotas, etc. para que
gaste sus reservas de grasa. Esto será muy divertido para nuestro gato y además
reforzará nuestro vínculo con él, además de divertirnos juntos.
Lola Moreno
Formadora del curso «Adiestramiento de base
y educación canina». Educadora canina y Entrenadora de perros de trabajo y
utilidad acreditada por el Principado de Asturias.
www.amigosdelperro.org